El Teatro Español estrena el 25 de abril y hasta el 16 de Junio, la obra de teatro 'La Chunga', un texto del Premio Nobel de Literatura de 2010, Mario Vargas Llosa, dirigida por Joan Ollé y protagonizada por Aitana Sánchez Gijón, Irene Escolar, Tomás Pozzi, Asier Etxeandía y Jorge Calvo.
El drama, escrito en 1986, sitúa la acción en 1945 en el viejo bar que regenta La Chunga, donde cuatro amigos beben y juegan a los dados. Uno de ellos, Josefino, pierde gran cantidad de dinero y ofrece en prenda su acompañante Meche -una joven e ingenua muchacha- a La Chunga que se había quedado prendada de ella. Ambas suben a la habitación de la dueña del bar y nunca más se sabe de la joven. Sobre esta trama se van sucediendo las especulaciones de unos y otros sobre lo sucedido, sus imaginaciones y sus temores.
En pocas palabras, LA CHUNGA podría ser una historia de prostitución entre mujeres. Por más que la pupila reclame -como una perrita infiel- la protección de su dueña, ésta no debería enamorarse o compadecerse de ella. Y más cuando se ha jurado que nunca volvería a ceder ante ninguna de las máscaras del deseo, ya que esto significaría perder la guerra. Y, como música de fondo, cuatro Inconquistables (el cafiche, el romántico, el pedófilo, el onanista) que juegan a dados, a canciones y a navajas mientras imaginan, sacando a pasear a sus más sucios fantasmas, qué pudo pasar aquella noche y en aquella habitación entre la Mechita y Chunga.
El drama, escrito en 1986, sitúa la acción en 1945 en el viejo bar que regenta La Chunga, donde cuatro amigos beben y juegan a los dados. Uno de ellos, Josefino, pierde gran cantidad de dinero y ofrece en prenda su acompañante Meche -una joven e ingenua muchacha- a La Chunga que se había quedado prendada de ella. Ambas suben a la habitación de la dueña del bar y nunca más se sabe de la joven. Sobre esta trama se van sucediendo las especulaciones de unos y otros sobre lo sucedido, sus imaginaciones y sus temores.
En pocas palabras, LA CHUNGA podría ser una historia de prostitución entre mujeres. Por más que la pupila reclame -como una perrita infiel- la protección de su dueña, ésta no debería enamorarse o compadecerse de ella. Y más cuando se ha jurado que nunca volvería a ceder ante ninguna de las máscaras del deseo, ya que esto significaría perder la guerra. Y, como música de fondo, cuatro Inconquistables (el cafiche, el romántico, el pedófilo, el onanista) que juegan a dados, a canciones y a navajas mientras imaginan, sacando a pasear a sus más sucios fantasmas, qué pudo pasar aquella noche y en aquella habitación entre la Mechita y Chunga.
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