HANDIA, La nueva película de los creadores de LOREAK, cuyo estreno en cines está previsto para el próximo 20 de octubre, participará en la Sección Oficial de la 62 edición del Festival de cine de San Sebastián que se celebrara del 22 al 30 de Septiembre. HANDIA está inspirada en la historia de Miguel Joaquín Eleizegui Arteaga que nació en 1818 en la localidad guipuzcoana de Alzo, en el País Vasco y está considerado el hombre más alto de su época. Es conocido por el sobrenombre del Gigante de Alzo.
HANDIA nos presenta a Martin, que, tras haber luchado en la Primera Guerra Carlista, regresa a la casa familiar y allí descubre que su hermano menor, Joakin, es mucho más alto de lo normal. Convencido de que todo el mundo querrá pagar por ver al hombre más grande del mundo, ambos hermanos se embarcan en un largo viaje por Europa en el que la ambición, el dinero y la fama cambiarán para siempre el destino de la familia.
El Gigante de Alzo fue un personaje muy popular en su época, se exhibió por media Europa siendo recibido entre otros por la reina Isabel II de España, Luis Felipe de Francia o la reina Victoria del Reino Unido. Después de su muerte su recuerdo ha perdurado en el País Vasco, donde su pueblo natal aparece siempre asociado a la figura del "Gigante". Era conocido como "el gigante español". Padecía la enfermedad de acromegalia lo que le hizo crecer indefinidamente hasta su muerte. Llegó a medir 2,42 metros de altura.
HANDIA está dirigida por Aitor Arregi y Jon Garaño, con la participación de Jose Maria Goenaga como guionista y productor tras el éxito cosechado por LOREAK, película seleccionada como candidata española a los Oscar de 2015, nominada a dos premios Goya, y ganadora de numerosos premios en festivales nacionales e internacionales como Palm Springs, Signis Award-Festival de San Sebastián, Premio Feroz y Sant Jordi.
HANDIA está protagonizada por Eneko Sagardoy, Joseba Usabiaga, Íñigo Aranburu y Ramon Agirre, y cuenta con la colaboración especial de Itziar Aizpuru. la película cuenta con una banda sonora compuesta por Pascal Gaigne y se ha rodado fundamentalmente en euskera pero en los viajes de los protagonistas también se oyen castellano, inglés, francés y dos frases en árabe y portugués.
La película es una producción de Irusoin, Moriarti Produzioak, Kowalski Films, Aundiya Film AIE con la participación de ETB, TVE y Euskaltel, la ayuda de ICAA, Gobierno Vasco, Diputación de Guipúzcoa y las ventas internacionales de Film Factory.
A pesar de que entonces se desconocería la causa, muy posiblemente éste sería el caso de Miguel Joaquín Eleizegi, nacido en 1818 en Altzo, un pequeño pueblo de Gipuzkoa. De él se dice que a los 20 años contrajo una enfermedad que le hizo crecer de manera imparable a lo largo de toda su vida, llegando a convertirse en el hombre más alto de su tiempo. Su fama se disparó rápidamente y fue exhibido por media Europa para que la gente pudiese admirar su imponente talla.
Cabría imaginar que Joaquín dejó de crecer en el momento de su muerte, el 20 de noviembre de 1861. Pero nada más lejos de la realidad: curiosamente, una vez enterrado siguió creciendo, aunque solo fuera de manera gurada. Sus andanzas y su gura se transmitieron de boca en boca, y se iban haciendo más y más grandes de una manera imparable. Porque para entonces “El Gigante de Altzo” se había convertido ya en un mito, y algunos mitos sí crecen eternamente.
Lejos de desmotivase, este malentendido resultaba para el equipo muy estimulante porque ¿no es acaso ése el material con el que se construyen los mitos? Más allá de narrar unos hechos 100% reales, a sus directores les interesaba reflexionar sobre diversos temas que se pueden esconder detrás de este relato, de la manera más honesta posible, mezclando para ello elementos reales con otros de ficción. Decía el escritor Oakley Hall que “La tarea de la ficción es la persecución de la verdad, no de los hechos”. Y es precisamente lo que han intentado hacer.
Una de esas verdades es que el hombre necesita construir y transmitir sus propios mitos. HANDIA pretende reflexionar sobre la necesidad inherente que tiene una sociedad de fabricar leyendas, de crear héroes en los que creer. En cualquier momento, en cualquier lugar. Ahora mismo, sin ir más lejos, en cada rincón del mundo se estarán fraguando nuevos mitos que son producto de una determinada realidad social y política.
Miguel Joaquín Eleizegi, sin poseer un especial carisma, sin tener en su haber ningún logro especialmente subrayable, fue capaz de generar en torno a él un mito que llega hasta nuestros días simplemente por el hecho de ser grande, de medir unos centímetros más que el resto de los mortales.
Y es que a menudo, los mitos no surgen tanto por los logros del objeto mitificado sino por la pura necesidad de quienes lo mitifican. En definitiva, esta historia nos permite hablar de lo que es real y lo que no, de cómo van creciendo los mitos a medida que se propagan, del mismo modo en que lo hizo el propio cuerpo de Joaquín durante sus 43 años de vida. La película, no deja de ser el último eslabón en esta cadena de transmisión. El último centímetro en el proceso de crecimiento del gigante.
Una época de cambios no solo a nivel político y social sino también tecnológico. Por poner solo un ejemplo, es la época en la que nació el Daguerrotipo, y poco a poco las ilustraciones dieron paso a la fotografía; muchos pensaron que así se capturaba para siempre la realidad y que desaparecía un mundo quizá más poderoso que el de la imagen: el de la fabulación, el del poder de los mitos para adoptar cualquier forma a través de la imaginación de quien los escuchaba. Sin embargo, más tarde descubriríamos que esto no es así, y que la capacidad del hombre para convertir en mito algo real no se ha visto menguado por estos avances tecnológicos.
En cualquier caso, aquélla fue una época en la que los cambios se aceleraron y se hicieron más visibles. ¿Y qué mejor personaje que un hombre que no para de crecer, que no deja de cambiar muy a su pesar, para simbolizar aquel tiempo? Como a tanta gente de su época, a los Eleizegi les tocó vivir en el antiguo sistema y enfrentarse de pronto a uno nuevo. Probablemente esa transición la hicieron como lo ha hecho siempre el ser humano: adaptándose como buenamente puede. A más de uno todo esto le resultará familiar, y es que podemos encontrar ecos de lo que se cuenta en HANDIA en la realidad de hoy en día. Es una película que pretende hacernos reflexionar sobre cómo nos enfrentamos a los cambios: ¿podemos preservar nuestra identidad original con las decisiones que tomamos ante esa nueva realidad o nos convertimos en una especie de versión deforme de lo que un día fuimos?
Miguel Joaquín crece en el seno de una familia numerosa, en un ambiente rural muy conservador. Superados los veinte años, contrae una grave enfermedad que afecta de manera insospechada a su joven cuerpo que comienza a crecer descontroladamente y sin freno. Al final de su vida, su altura llegará a 2 metros 42 centímetros, lo que le convertirá en el hombre más alto de su tiempo. Como consecuencia de ello, este humilde hombre de campo, llegará a ser recibido por las casas reales de España, Portugal, Francia o Inglaterra. En el transcurso de su viaje Joaquín tendrá que enfrentarse primero a sus complejos, y después al hecho de que cuanto más crece su mito, más desaparece él como persona.
— MARTÍN
En su viaje por pueblos y ciudades Joaquín estará acompañado por su hermano mayor Martín, un joven que a diferencia del gigante quedará deslumbrado ante los destellos de un incipiente estilo de vida moderno. Martín y Joaquín serán dos personajes íntimamente ligados hasta el punto de no entenderse la existencia de uno sin la del otro. Una compleja relación con dosis de complicidad, dependencia, sometimiento y explotación.
— ARZADUN
Es un hombre de negocios, un “visionario” que ve en Joaquín una excelente oportunidad para enriquecerse. Un hombre inteligente que pone sus distintas capacidades al servicio del interés económico pero que, sin embargo, no se preocupa demasiado por las emociones. Será el principal testigo de la extraña relación que existe entre los dos hermanos.
— ANTONIO
Se trata de un personaje que enviudó joven y tuvo que hacerse cargo de una familia numerosa. Quizá este hecho ha agriado su carácter más de la cuenta. Un hombre duro consigo mismo pero aún más severo en el trato a sus propios hijos. Su relación con éstos se reducirá a la mera manutención de la familia y a la explotación de un caserío en el que llevan viviendo varias generaciones pero que ni siquiera es de su propiedad.
— MARÍA
María es una joven del pueblo que estará vinculada de diversas maneras a la familia Eleizegi a lo largo de toda la historia. Es el tercer vértice de un triángulo que completan Joaquín y Martín. Un triángulo que se mantendrá en muchos momentos en el terreno de lo sugerido.
Sin embargo, como si de una fuerza centrípeta se tratara, Martín se sentirá atrapado por el gigante y arrastrado hacia el lugar del que salió antes de la guerra y del que quería escapar para siempre. Cada uno de los hermanos simboliza una actitud muy diferente a la hora de encarar esa realidad de cambios a la que hacíamos alusión. Mientras Joaquín es una persona tradicional y hogareña que en un principio quiere que todo siga como siempre, Martín representa todo lo contrario: es valiente, inconformista e intenta huir de una realidad estancada para él. Pero ironías de la vida, Joaquín vive en un cambio constante muy a su pesar mientras que a Martín le gustaría cambiar mucho más de lo que hace (su brazo inmóvil, como consecuencia de la guerra, se convierte así en un símbolo de ese inmovilismo del que Martín desea escapar).
Los dos representan fuerzas opuestas pero complementarias a la vez; como si del “yin y el yang” se tratase, los dos poseen algo del otro dentro de él. Y es que nada existe en estado puro ni tampoco en absoluta quietud, sino en una continua transformación. Por eso, a pesar de opuestos, a lo largo de esta historia comprobaremos que Martín y Joaquín están más cerca el uno del otro de lo que cabría esperar, hasta llegar en momentos a confundirse el uno con el otro. Hasta tal punto esto es así, que se podría decir que el protagonista de la película no es uno ni otro, sino la unidad que forman entre ellos dos, como si se tratara de un único ser de dos almas.
HANDIA nos presenta a Martin, que, tras haber luchado en la Primera Guerra Carlista, regresa a la casa familiar y allí descubre que su hermano menor, Joakin, es mucho más alto de lo normal. Convencido de que todo el mundo querrá pagar por ver al hombre más grande del mundo, ambos hermanos se embarcan en un largo viaje por Europa en el que la ambición, el dinero y la fama cambiarán para siempre el destino de la familia.
HANDIA está dirigida por Aitor Arregi y Jon Garaño, con la participación de Jose Maria Goenaga como guionista y productor tras el éxito cosechado por LOREAK, película seleccionada como candidata española a los Oscar de 2015, nominada a dos premios Goya, y ganadora de numerosos premios en festivales nacionales e internacionales como Palm Springs, Signis Award-Festival de San Sebastián, Premio Feroz y Sant Jordi.
HANDIA está protagonizada por Eneko Sagardoy, Joseba Usabiaga, Íñigo Aranburu y Ramon Agirre, y cuenta con la colaboración especial de Itziar Aizpuru. la película cuenta con una banda sonora compuesta por Pascal Gaigne y se ha rodado fundamentalmente en euskera pero en los viajes de los protagonistas también se oyen castellano, inglés, francés y dos frases en árabe y portugués.
La película es una producción de Irusoin, Moriarti Produzioak, Kowalski Films, Aundiya Film AIE con la participación de ETB, TVE y Euskaltel, la ayuda de ICAA, Gobierno Vasco, Diputación de Guipúzcoa y las ventas internacionales de Film Factory.
INSPIRADA EN HECHOS REALES
Nadie crece eternamente ¿o sí? Cierto es que la gran mayoría de nosotros pegamos el estirón en la adolescencia y para cuando entramos en la edad adulta nos estancamos en una estatura, para volver a menguar (en la mayoría de los casos) al final de nuestras vidas. No obstante, de manera excepcional, hay a quien le sucede lo contrario: empieza a crecer desmesuradamente en ese preciso momento en el que el resto dejamos de hacerlo y no se detiene hasta el día de su muerte. Es lo que puede llegar a suceder a aquéllos que padecen un cierto tipo de acromegalia, si no es tratado debidamente.A pesar de que entonces se desconocería la causa, muy posiblemente éste sería el caso de Miguel Joaquín Eleizegi, nacido en 1818 en Altzo, un pequeño pueblo de Gipuzkoa. De él se dice que a los 20 años contrajo una enfermedad que le hizo crecer de manera imparable a lo largo de toda su vida, llegando a convertirse en el hombre más alto de su tiempo. Su fama se disparó rápidamente y fue exhibido por media Europa para que la gente pudiese admirar su imponente talla.
Cabría imaginar que Joaquín dejó de crecer en el momento de su muerte, el 20 de noviembre de 1861. Pero nada más lejos de la realidad: curiosamente, una vez enterrado siguió creciendo, aunque solo fuera de manera gurada. Sus andanzas y su gura se transmitieron de boca en boca, y se iban haciendo más y más grandes de una manera imparable. Porque para entonces “El Gigante de Altzo” se había convertido ya en un mito, y algunos mitos sí crecen eternamente.
LA VERDAD DEL MITO
A pesar de la popularidad que “El gigante de Altzo” alcanzó en su época, cuando comenzaron a documentarse para la película descubrieron que apenas existe información sobre sus andanzas. Es más, se sorprendieron que no hubiera ninguna prueba fidedigna que corroborara muchas de las anécdotas y vivencias que se le adjudican, más allá de lo que nos llega a través de una transmisión oral cada vez más deformante. Y es que su historia se ha ido alterando con el tiempo de tal modo que mucha gente hoy en día cree que el gigante nunca llegó a existir y forma parte de la galería de personajes mitológicos vascos.Lejos de desmotivase, este malentendido resultaba para el equipo muy estimulante porque ¿no es acaso ése el material con el que se construyen los mitos? Más allá de narrar unos hechos 100% reales, a sus directores les interesaba reflexionar sobre diversos temas que se pueden esconder detrás de este relato, de la manera más honesta posible, mezclando para ello elementos reales con otros de ficción. Decía el escritor Oakley Hall que “La tarea de la ficción es la persecución de la verdad, no de los hechos”. Y es precisamente lo que han intentado hacer.
Una de esas verdades es que el hombre necesita construir y transmitir sus propios mitos. HANDIA pretende reflexionar sobre la necesidad inherente que tiene una sociedad de fabricar leyendas, de crear héroes en los que creer. En cualquier momento, en cualquier lugar. Ahora mismo, sin ir más lejos, en cada rincón del mundo se estarán fraguando nuevos mitos que son producto de una determinada realidad social y política.
Miguel Joaquín Eleizegi, sin poseer un especial carisma, sin tener en su haber ningún logro especialmente subrayable, fue capaz de generar en torno a él un mito que llega hasta nuestros días simplemente por el hecho de ser grande, de medir unos centímetros más que el resto de los mortales.
Y es que a menudo, los mitos no surgen tanto por los logros del objeto mitificado sino por la pura necesidad de quienes lo mitifican. En definitiva, esta historia nos permite hablar de lo que es real y lo que no, de cómo van creciendo los mitos a medida que se propagan, del mismo modo en que lo hizo el propio cuerpo de Joaquín durante sus 43 años de vida. La película, no deja de ser el último eslabón en esta cadena de transmisión. El último centímetro en el proceso de crecimiento del gigante.
UN HOMBRE QUE NO PARABA DE CRECER. UN MUNDO QUE NO PARABA DE CAMBIAR.
Si como hemos dicho antes, los mitos son producto de una realidad política y social determinada, el Gigante de Altzo es claramente producto del siglo XIX, con todo lo que ello conlleva. Él y su hermano Martín (quien le acompañó en la mayoría de sus viajes) vivieron a mediados de ese siglo, una época en la que probablemente se dio de manera más intensa que nunca antes la lucha entre el nuevo y el antiguo régimen; Conservadores vs. Liberales; Tradicionalistas vs. Reformistas. Isabelinos vs. Carlistas.Una época de cambios no solo a nivel político y social sino también tecnológico. Por poner solo un ejemplo, es la época en la que nació el Daguerrotipo, y poco a poco las ilustraciones dieron paso a la fotografía; muchos pensaron que así se capturaba para siempre la realidad y que desaparecía un mundo quizá más poderoso que el de la imagen: el de la fabulación, el del poder de los mitos para adoptar cualquier forma a través de la imaginación de quien los escuchaba. Sin embargo, más tarde descubriríamos que esto no es así, y que la capacidad del hombre para convertir en mito algo real no se ha visto menguado por estos avances tecnológicos.
En cualquier caso, aquélla fue una época en la que los cambios se aceleraron y se hicieron más visibles. ¿Y qué mejor personaje que un hombre que no para de crecer, que no deja de cambiar muy a su pesar, para simbolizar aquel tiempo? Como a tanta gente de su época, a los Eleizegi les tocó vivir en el antiguo sistema y enfrentarse de pronto a uno nuevo. Probablemente esa transición la hicieron como lo ha hecho siempre el ser humano: adaptándose como buenamente puede. A más de uno todo esto le resultará familiar, y es que podemos encontrar ecos de lo que se cuenta en HANDIA en la realidad de hoy en día. Es una película que pretende hacernos reflexionar sobre cómo nos enfrentamos a los cambios: ¿podemos preservar nuestra identidad original con las decisiones que tomamos ante esa nueva realidad o nos convertimos en una especie de versión deforme de lo que un día fuimos?
LOS DIRECTORES
HANDIA es la primera película de ficción dirigida por el tándem Arregi-Garaño, quienes sin embargo llevan más de 15 años trabajando juntos desde su productora Moriarti, cubriendo distintas funciones. Su anterior película, “Loreak”, en la que Jon Garaño era codirector y Aitor Arregi co-guionista y productor ejecutivo, marcó un hito en el cine vasco, al ser la primera película rodada en euskera en concursar en la sección o cial del Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Además de eso, “Loreak” fue nominada a los premios Goya como mejor película y fue seleccionada como representante española en los premios Oscar de 2015.LOS PERSONAJES
— JOAQUÍNMiguel Joaquín crece en el seno de una familia numerosa, en un ambiente rural muy conservador. Superados los veinte años, contrae una grave enfermedad que afecta de manera insospechada a su joven cuerpo que comienza a crecer descontroladamente y sin freno. Al final de su vida, su altura llegará a 2 metros 42 centímetros, lo que le convertirá en el hombre más alto de su tiempo. Como consecuencia de ello, este humilde hombre de campo, llegará a ser recibido por las casas reales de España, Portugal, Francia o Inglaterra. En el transcurso de su viaje Joaquín tendrá que enfrentarse primero a sus complejos, y después al hecho de que cuanto más crece su mito, más desaparece él como persona.
— MARTÍN
En su viaje por pueblos y ciudades Joaquín estará acompañado por su hermano mayor Martín, un joven que a diferencia del gigante quedará deslumbrado ante los destellos de un incipiente estilo de vida moderno. Martín y Joaquín serán dos personajes íntimamente ligados hasta el punto de no entenderse la existencia de uno sin la del otro. Una compleja relación con dosis de complicidad, dependencia, sometimiento y explotación.
— ARZADUN
Es un hombre de negocios, un “visionario” que ve en Joaquín una excelente oportunidad para enriquecerse. Un hombre inteligente que pone sus distintas capacidades al servicio del interés económico pero que, sin embargo, no se preocupa demasiado por las emociones. Será el principal testigo de la extraña relación que existe entre los dos hermanos.
— ANTONIO
Se trata de un personaje que enviudó joven y tuvo que hacerse cargo de una familia numerosa. Quizá este hecho ha agriado su carácter más de la cuenta. Un hombre duro consigo mismo pero aún más severo en el trato a sus propios hijos. Su relación con éstos se reducirá a la mera manutención de la familia y a la explotación de un caserío en el que llevan viviendo varias generaciones pero que ni siquiera es de su propiedad.
— MARÍA
María es una joven del pueblo que estará vinculada de diversas maneras a la familia Eleizegi a lo largo de toda la historia. Es el tercer vértice de un triángulo que completan Joaquín y Martín. Un triángulo que se mantendrá en muchos momentos en el terreno de lo sugerido.
JOAQUÍN Y MARTÍN. LAS DOS CARAS DE LA MONEDA.
Pese a todo lo dicho, el protagonismo de esta historia no pivota únicamente en el gigante Miguel Joaquín, sino que es compartido con el personaje de su hermano, Martín Eleizegi. Cuando Martín vuelve de la guerra, se encuentra con que un gigante ocupa el lugar donde antes estaba su hermano. Joaquín ha cambiado, pero también lo ha hecho Martín; la manera en que ve a su hermano y a toda su familia ya no es la misma, y en cierto modo ese gigante representa todo aquello de lo que Martín quiere huir. Para él la imagen de Joaquín es como el reflejo que le devuelve un espejo distorsionado donde se agranda todo lo que uno rechaza de sí mismo.Sin embargo, como si de una fuerza centrípeta se tratara, Martín se sentirá atrapado por el gigante y arrastrado hacia el lugar del que salió antes de la guerra y del que quería escapar para siempre. Cada uno de los hermanos simboliza una actitud muy diferente a la hora de encarar esa realidad de cambios a la que hacíamos alusión. Mientras Joaquín es una persona tradicional y hogareña que en un principio quiere que todo siga como siempre, Martín representa todo lo contrario: es valiente, inconformista e intenta huir de una realidad estancada para él. Pero ironías de la vida, Joaquín vive en un cambio constante muy a su pesar mientras que a Martín le gustaría cambiar mucho más de lo que hace (su brazo inmóvil, como consecuencia de la guerra, se convierte así en un símbolo de ese inmovilismo del que Martín desea escapar).
Los dos representan fuerzas opuestas pero complementarias a la vez; como si del “yin y el yang” se tratase, los dos poseen algo del otro dentro de él. Y es que nada existe en estado puro ni tampoco en absoluta quietud, sino en una continua transformación. Por eso, a pesar de opuestos, a lo largo de esta historia comprobaremos que Martín y Joaquín están más cerca el uno del otro de lo que cabría esperar, hasta llegar en momentos a confundirse el uno con el otro. Hasta tal punto esto es así, que se podría decir que el protagonista de la película no es uno ni otro, sino la unidad que forman entre ellos dos, como si se tratara de un único ser de dos almas.
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