DEBER CUMPLIDO - Jason Hall debuta en la dirección con un drama bélico protagonizado por Miles Teller y Haley Bennett


Jason Hall presenta su primera película como director. DEBER CUMPLIDO es un drama bélico protagonizado por Miles Teller y Haley Bennett basado en la obra 'Thank You for Your Service' escrita por David Finkel, en la que tres soldados estadounidenses regresan de Irak tratando de reintegrarse con sus familias, y adaptándose a la vida civil mientras luchan por olvidar sus duros recuerdos de la guerra. La película tendrá su estreno en España el próximo 16 de febrero.

DEBER CUMPLIDO - Poster
DEBER CUMPLIDO cuenta la historia de Adam Schumann (Miles Teller), un militar que regresa a casa tras cumplir con su servicio en el ejército norteamericano en Irak. Con su llegada, las cosas no serán fáciles ni para él ni para su familia ya que no logra encontrar la paz debido al trastorno de estrés post traumático que padece. Esto hará que integrarse a la sociedad se convierta en un camino muy difícil de alcanzar y, al mismo tiempo, estará obligado a afrontar los horribles recuerdos que le dejó la guerra.

El nominado al Oscar a Mejor Guion Jason Hall (El francotirador) debuta en la gran pantalla como director de DEBER CUMPLIDO, una película basada en hechos reales que recoge la información de la novela escrita por el periodista David Finkel.

El debut de Jason Hall en la dirección  es una película en la línea de 'El francotirador' y 'En tierra hostil'. DEBER CUMPLIDO plasma el proceso que la mayo​​​ría de veteranos de guerra realizan al volver a casa. Jason Hall presenta a tres militares que vuelven con sus familias y que tendrán que hacer frente a los obstáculos impuestos por la sociedad y a las secuelas de lo vivido en el campo de batalla.

Miles Teller (Whiplash) y Haley Bennett (La chica del tren) encabezan el reparto que completan la ganadora de un Emmy y nominada al Globo de Oro Amy Schumer (Y de repente tú), Beulah Koale ("Hawai 5.0"), Joe Cole ("Peaky Blinders"), Jayson Warner Smith ("The Walking Dead"), Randall Taylor (El contable) y Tony Winters (The Crazies), entre otros.

Detrás de la cámara, Hall y Kilik están arropados por talentos extraordinarios, como el del director de fotografía Roman Vasyanov (Corazones de acero), el diseñador de producción Keith P. Cunningham (El contable), el montador Jay Cassidy (La gran estafa americana), la diseñadora de vestuario Hope Hanafin (Navidades, ¿bien o en familia?), la supervisora musical Susan Jacobs (Múltiple) y el compositor Thomas Newman (American Beauty).

DEBER CUMPLIDO - Miles Teller

Fue durante la convivencia de ocho meses del periodista David Finkel con los soldados del el 2.o batallón, 16.o regimiento de infantería (2-16) cuando conoció al hombre que haría principalmente de puente entre su narración de «la guerra» (detallado en su libro Los buenos soldados, 2010, Crítica) y «el regreso a casa» (Gracias por sus servicios: El retorno de los soldados, 2014, Crítica). Diez años más tarde, su recuerdo aún está fresco.

En palabras del autor: «Un día, en un momento de calma, yo iba preguntando por ahí: “¿Quién es un buen soldado?”, “¿A quién tengo que conocer?”, y alguien me dijo: “Tienes que conocer a Schumann, es el mejor que tenemos”. Pasaron un par de semanas antes de que pudiera dirigirme a él... aquel buen soldado era un hombre bastante flaco y demacrado, de aspecto huraño, y estaba sentado solo en su cama. Resultaba que el gran Schumann, tras dos misiones y media en Irak, tras 1.000 días de combate, había llegado al límite. No podía seguir más tiempo en la guerra, y se iba a marchar aquel día... y entonces fue cuando empecé a conocer a Adam».

Cuando llegó el momento del segundo libro de Finkel, «Fue una decisión muy fácil la de construir el libro en torno a Adam y a sus intentos de recuperación. La verdad de la guerra es que estás ahí por el soldado que está a tu lado. La verdad de la posguerra es que estás básicamente solo. Recuperarse es un trabajo solitario, tanto si estás verdaderamente solo como si tienes una familia. Es un camino largo, duro y tortuoso, y con el ejemplo de Adam Schumann puedes ver lo largo que es y lo que se siente al recorrerlo».

Finkel se apresura a señalar que el camino emprendido por Schumann y otros como él lo recorren todos los soldados que regresan, pero que desde el 11S, de los dos millones y medio aproximados de estadounidenses que han entrado en el servicio militar y de los dos millones que han sido desplegados en Irak, Afganistán o ambos, «aproximadamente 500.000 han vuelto con algún tipo de daño psicológico. Después pasan años, si no el resto de sus vidas, intentando escapar y recuperarse de las heridas invisibles de la guerra. Son muchísimas personas; es algo que no se debería pasar por alto, aunque tampoco hay que compadecerlas. Hay que prestarles atención y dedicar esfuerzos a comprenderlas».

Finkel, que siguió acompañando a Schumann y a otros durante la posguerra, se fijó en la resiliencia de estos hombres y mujeres que luchan por aguantar. El escritor señala: «Cuanto más de cerca observas la vida de los soldados de este batallón que lucharon en esa época, te das cuenta de que la resiliencia trae consigo complicaciones. La vida es un acto diario de obligarse a pasar a la siguiente fase de lo que sea que venga una vez que has vuelto de la guerra».

El segundo libro de Finkel fue aclamado por la crítica (la red de radio NPR, los periódicos The New York Times, The Washington Post, USA Today, The Economist y otros medios lo nombraron «mejor libro del año») y los lectores, entre ellos el cineasta Jason Hall. Durante su colaboración en el largometraje El francotirador (American Sniper), Steven Spielberg le había dado un ejemplar a Hall, que recuerda: «Me pareció muy interesante, porque trataba sobre los héroes de a pie. Habla de nuestros soldados de infantería, de los currantes de la guerra, que vuelven a casa y tienen que asumir el papel de maridos, padres y hermanos. Es muy complicado bajarte de un avión y sumergirte inmediatamente en ese papel, sin que haya una comprensión por parte de la gente (e incluso de tu familia) de lo que se te ha pedido que hagas en la guerra. Solemos agradecerles sus servicios, pero en el fondo no sabemos lo que les estamos agradeciendo.» La historia se mete en la piel de un combatiente que regresa. Ser capaz de explorar eso desde casa fue fascinante para mí —prosigue el director—. Llevamos recibiendo a estos soldados desde que somos un imperio, pero también tenemos que comprender lo que han pasado, aprender a crear un espacio para los cambios que han tenido lugar en su interior, y aceptarlos. Ese es el reto para cualquier familia que recibe a un soldado de nuevo en casa».

Hall pasó dos años adaptando la obra, que contiene varias historias, para convertirla en guion. Finkel comenta: «Al principio fue raro, porque yo hice un trabajo de reportero. Era periodismo: escribí un libro sobre lo que había pasado, pero el libro no se prestaba a convertirlo en película. Ver a Jason coger mi trabajo y convertirlo en cine ha sido fascinante. Es fiel a la intención de mi obra, y ha hecho un trabajo fabuloso».

Hall enfocó el guion de DEBER CUMPLIDO con sus propios objetivos: «David había escrito lo que parecía una obra poética de periodismo: acompañó a estos muchachos durante 18 meses, vivió con ellos en sus casas y registró sus momentos más íntimos. Mi objetivo era conseguir lo mismo cinematográficamente hablando, reflejar la realidad tal y como es y mirar dentro de esas vidas. Quería que el público viera en toda su crudeza un mundo que nunca había visto antes. El cine tiene la capacidad de generar comprensión y tender lazos de empatía como ningún otro medio».

Mientras atravesaba el terreno ampliamente psicológico de las historias de estos hombres y las trasladaba a la pantalla, Hall afrontó diversos retos: «La posguerra es la guerra que estos soldados traen a casa en su cabeza y en su corazón. Se marchan del campo de batalla, lo abandonan, pero él no siempre los abandona a ellos. Estos recuerdos, imágenes y traumas se graban y crecen durante la guerra, y los siguen desgarrando por dentro como cuchillos. El reto era dramatizar eso y recrear esa guerra interior que se produce en casa mientras ellos intentan encontrar el camino de vuelta a sí mismos».

El productor Jon Kilik, que ha colaborado con el director Spike Lee desde su época de 'Haz lo que debas' (Do the Right Thing) hasta 2015, con Chi-Raq, y que ha capitaneado la franquicia de 'Los juegos del hambre' (The Hunger Games) desde sus comienzos, siempre se sintió fascinado por las historias de héroes anónimos (y humildes).

El productor también se sintió conmovido por el libro de Finkel, que leyó poco después de su publicación y cuyos derechos intentó incluso comprar (se le adelantó DreamWorks). Mientras Hall estaba ocupado promocionando 'El francotirador', Kilik estaba trabajando en su última película, el conmovedor drama deportivo 'Foxcatcher' (que recibió cinco nominaciones al Oscar). Aunque los dos estaban en la misma onda, al principio no coincidieron. «Yo había oído mucho hablar de él, y de que él y Spielberg estaban en la fase de desarrollo de Deber cumplido, pero no pudimos conocernos», explica Kilik.

Casi un año más tarde, en el verano de 2015, Kilik recibió una llamada de Hall, a sugerencia del agente de este último. El guionista y ahora director novel estaba buscando un socio para la producción. Kilik recuerda: «En aquel momento, yo no tenía intención de aceptar nada nuevo... pero a veces pasa que te llega una historia muy poderosa y especial. Me ilusionaba conocer a Jason, y saber adónde le había llevado su trabajo de preparación, y me entusiasmaba su pasión como director novel. La historia lo tiene todo: heroísmo, dentro y fuera del campo de batalla, compromiso, personas reales, la vuelta a casa...».

El productor continúa diciendo: «Yo intento desarrollar mi carrera contando historias sobre personas que necesitan una voz, un foco sobre ellos... Como cineasta, es la única forma que conozco de mejorar o llamar la atención sobre una situación. Al llamarlo “posguerra”, para nosotros es un poco un llamamiento a las armas, para que entendamos lo grave y lo importante que es, que estemos presentes, que seamos parte de su regreso. Ellos están dispuestos a hacer el sacrificio definitivo, y eso merece que nosotros cumplamos con nuestra parte del trato».

Los cineastas estaban de acuerdo en que la transición del libro a la pantalla estuviera regida por la consigna no oficial de la producción: la autenticidad. Kilik lo explica así: «Al llevar este libro a la pantalla, se llevaron a cabo las prácticas habituales de reestructuración y de compresión del tiempo, y a veces de los personajes. En eso tuvimos mucho cuidado, porque eran vidas de personas, y había una tragedia que acompañaba todo eso... teníamos que tratarlo todo con el mayor respeto posible, siempre. Al fin y al cabo, estamos contando una historia de una fuerza y un coraje increíbles».

DEBER CUMPLIDO - Haley Bennett

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