Chico conoce a chica. Dos aspirantes a artistas se saltan las costumbres de la vida cotidiana mientras 'LA LA LAND, La ciudad de las estrellas' nos lleva por un exuberante recorrido musical a través del romance que cambiará la vida de un pianista de jazz y de una actriz en ciernes. La película es un canto al glamour y a la emoción del cine clásico, una carta de amor a Los Ángeles, ciudad de los sueños eternos, y también un romance moderno que reúne a Ryan Gosling y Emma Stone a las órdenes del realizador Damien Chazelle (Whiplash).
LA LA LAND es la película musical más esperada de los ultimo años y su estreno en cines tendrá lugar el próximo 13 de enero. La película no ha parado de recibir elogios allí donde se ha presentado, tanto de la critica especializada como del publico que el festival de Toronto la reconocio como la mejor pelicula del festival.
La historia empieza como todo en Los Ángeles: en la autopista. Aquí es donde Sebastian conoce a Mia, gracias a un desdeñoso claxon en medio de un atasco que refleja a la perfección el estancamiento de sus respectivas vidas. Los dos están centrados en las esperanzas habituales que ofrece la ciudad. Sebastian intenta convencer a la gente en pleno siglo XXI de que les guste el jazz tradicional y Mia solo quiere acabar por una vez una prueba de casting sin que la interrumpan con un "gracias por venir". Ninguno de los dos piensa que su inesperado encuentro les llevará por un camino que jamás habrían podido recorrer solos.
Los dos protagonistas dan un gran salto el uno hacia el otro y hacia sus mayores sueños artísticos, creando el mundo mágico de La ciudad de las estrellas - LA LA LAND, que a través de la iluminación, el color, el sonido, la música y las letras nos transporta al éxtasis de la felicidad que todos buscamos... y al dolor de las pasiones que nunca se olvidan.
A pesar del riesgo que esto implica, la película es un claro homenaje por parte de Damien Chazelle a las leyendas del cine musical, dentro de una historia moderna llevada al terreno más íntimo, el de las relaciones amorosas, los sueños y la encrucijada en la que se toman decisiones que transformarán el destino de cada uno. Todo lo anterior se plasma en la gran pantalla en un universo real y mágico a la vez.
"Quería hacer una película acerca de dos soñadores, dos personas impulsadas por unos sueños tremendos, sueños que les unirán y que también los separarán", dice Damien Chazelle. "La ciudad de las estrellas - LA LA LAND es muy diferente de 'Whiplash'", sigue diciendo el director, "pero las dos películas tratan un tema que me interesa mucho personalmente: la manera de equilibrar la vida personal con el arte, los sueños con la realidad y, más específicamente, cómo equilibra el artista sus relaciones con el arte y otras personas. En esta ocasión he querido contarlo a través de la música, de canciones, de bailes. Creo que el género musical es un gran vehículo para expresar el juego de malabarismos que representan los sueños y la realidad".
Aunque los componentes de la película sean atemporales, el productor Marc Platt, un experto del género musical en cine y en teatro, recalca que el enfoque es totalmente innovador. Se unió a otros dos productores, Fred Berger y Jordan Horowitz, para desarrollar el proyecto con Damien Chazelle desde un principio. "Damien ha infundido nueva vida al género apoyándose en los elementos clásicos e incorporándolos a la vida contemporánea de Los Ángeles", dice Marc Platt. "Ha trasladado los cimientos de las grandes películas de antes a una historia para las nuevas generaciones".
Para conseguir un híbrido de ideas innovadoras con formas clásicas, Damien Chazelle se rodeó de un grupo de colaboradores que ayudó con sus ideas. Además de los productores Fred Berger, Jordan Horowitz y Marc Platt, contó con el apoyo del compositor Justin Hurwitz, con el que ya empezó una asociación creativa en las películas 'Whiplash' y 'Guy and Madeline on a Park Bench', y entre ambos crearon un universo musical totalmente nuevo; los letristas Benj Pasek y Justin Paul, especializados en musicales de Broadway nominados a los Tony y a los Emmy, y a los que suele llamarse los Rogers y Hammerstein del siglo XXI; el productor ejecutivo musical Marius de Vries, que se ocupó de la dirección musical de 'Moulin Rouge' y compuso la música de 'Romeo y Julieta' de William Shakespeare, ambas de Baz Luhrmann, y la coreógrafa Mandy Moore, que ha acercado la danza contemporánea al gran público a través del programa "So You Think You Can Dance" y ahora ha tenido la ocasión de demostrar su talento creando por primera vez números para la gran pantalla.
El músico Justin Hurwitz dice que Damien Chazelle y él compartían la intención de proporcionar un idioma contemporáneo - musical, visual y emocional - a un género que tiende a despertar la nostalgia. "No debíamos limitarnos solo a hacer un musical, sino un musical sobre la realidad del amor y los sueños en Los Ángeles de hoy en día. Eso es lo que nos dio más energía", explica. "Los musicales siempre son muy exagerados; es algo que nos encanta, pero también nos gustaba la idea de captar una sensación real de la vida actual dentro de ese mundo intensificado".
Mandy Moore considera que La ciudad de las estrellas - LA LA LAND tiene un lugar propio entre la realidad actual y la atemporalidad: "La película muestra la relevancia cultural de la maravillosa fusión entre música, movimiento, interpretación, canto y narración".
Por mucho que haya cambiado nuestro mundo en los últimos cincuenta años, ¿somos realmente menos proclives a dejarnos llevar por los caprichos de los encuentros inesperados, las oportunidades perdidas, los sueños hechos realidad, el amor puro y desmedido o a que la presión del mundo cambie nuestras intenciones más puras? Damien Chazelle se planteó la posibilidad de contar una historia a través del canto y la danza para ofrecer al público un bonito y creíble cuento de hadas en un mundo donde las películas son cada vez más oscuras y digitalizadas.
"Quería que La ciudad de las estrellas - LA LA LAND fuese una historia de amor y también un musical como los que me cautivaban de niño, pero puesto al día, moderno. Me interesaba explorar el uso del color, de los decorados, del vestuario, todos los elementos expresivos de la vieja escuela cinematográfica para contar una historia actual".
El productor Marc Platt añade: "La estética de la película es muy moderna. El movimiento de la cámara fluye constantemente para que el espectador esté al lado de los actores, pero al mismo tiempo la historia nos lleva a la gran época de Hollywood".
La estética de la película surge del amor que el director siente desde muy joven por el cine, pero el largometraje nació en una cafetería durante una reunión con dos productores, Fred Berger, que empezó trabajando con Sofia Coppola y que produjo la premiada El regreso de un soldado, así como el próximo estreno de ciencia-ficción The Titan, y Jordan Horowitz, conocido por el nada tradicional drama familiar Los chicos están bien, nominado a un Oscar. Fue entonces cuando Damien Chazelle les habló de una película musical romántica con Los Ángeles de telón de fondo. Ninguno de los dos productores sabía cómo podía hacerse, pero la idea les intrigó.
"Cuando le conocimos, Damien nos dejó atónitos por su saber cinematográfico, a pesar de que solo había hecho una pequeña película en la universidad. Pero lo mejor ha sido ver a aquel chico tímido transformarse en un prometedor cineasta que ha hecho realidad lo que nos propuso el primer día que tomamos un café juntos", dice Fred Berger.
El productor cuenta cómo les vendió la idea el realizador: "Fue una presentación totalmente diferente y muy atrevida. Creímos que tal como está la industria ahora, era muy posible que jamás se rodara, y decidimos que valía la pena dedicarle unos años y conseguirlo. Damien quería revolucionar el típico género musical romántico y convertirlo en algo fresco y visceral. Dado su conocimiento enciclopédico sobre producción cinematográfica, nos pareció que si había alguien capaz de hacer esta película, era él".
"La energía y la creatividad de Damien son contagiosas. Cuando nos describió lo que quería hacer, no dudamos en unirnos al viaje, por mucho esfuerzo que requiriese", explica Jordan Horowitz. "Nuestra misión era encontrar la mejor manera de ayudarle a contar la historia. El concepto nos conquistó de inmediato, pero tardamos mucho en desarrollar el guión, los personajes y las canciones".
Los dos productores eran conscientes del inmenso reto que representaba el proyecto. "Tiramos la prudencia por la borda", dice Jordan Horowitz. "Nos inclinamos por seguir un proceso más orgánico porque no nos impusimos una fecha límite. Nos bastó con saber que encontraríamos la forma de rodar la película".
En cuanto a influencias más clásicas, Damien Chazelle reconoce que una de sus grandes inspiraciones son las películas de Jacques Demy, que se atrevió a romper los moldes de los años sesenta con deliciosos musicales de tonos pasteles como Los paraguas de Cherburgo, Las señoritas de Rochefort y Una habitación en la ciudad. "Es muy probable que Demy sea mi mayor influencia, no solo en esta película, sino en todo lo que he hecho y he querido hacer hasta la fecha", reconoce el realizador. "Ninguna otra película me ha enseñado tanto como Los paraguas de Cherburgo; es mi amor más profundo".
Damien Chazelle decidió mezclar algunos de los elementos que más le gustan del género musical de los años cuarenta, cincuenta y sesenta, la omnipresente música, los sorprendentes colores, la energía de los personajes, con otro gran amor suyo: la ciudad de Los Ángeles, que ocupa un lugar tan importante en la película como los dos protagonistas. Los Ángeles ha interpretado muchos papeles en la historia del cine y ha sido cosas muy diferentes, desde peligrosa y lúgubre, a paraíso surfero con bikinis, pasando por un nido de ambiciones. Pero el realizador decidió que exploraría Los Ángeles como una musa, como un lienzo en movimiento de encuentros inesperados, eterno tráfico y lugar donde todos corren detrás de sus sueños.
"La ciudad de las estrellas - LA LA LAND transcurre en una ciudad épica, una ciudad de pantalla panorámica", añade el director. "Por eso pensé que debíamos rodar en panorámico, para que fuera tan espectacular como un musical clásico de Hollywood".
La primera escena de la película tiene lugar en un atasco en la autopista por una razón muy concreta. "En Los Ángeles, la mayoría de coches van ocupados por una o dos personas", dice el director. "Por eso uno se siente solo en la ciudad, entre otras cosas. Pero también muestra que es un refugio para los soñadores. Cuando uno está en el coche, ¿qué hace? Pone música o sueña. Cada soñador tiene un sueño, cada persona vive su propia canción. Estás en tu burbuja, en tu musical. Es el sitio perfecto para que dos soñadores como Sebastian y Mia se conozcan. Las radios de los coches crean un fondo musical, y todos los que están en la autopista se unen poco a poco al momento".
Damien Chazelle también considera Los Ángeles como una ciudad de anhelos, mostrando los pequeños clubes de jazz, las melancólicas salas de espera antes de las pruebas, los apartamentos de paso, las cafeterías de los grandes estudios donde se cruzan los famosos y los que aspiran a serlo, pero también plasma la otra cara de la metrópoli con sus fiestas, planetarios e incluso aparcamientos que pueden convertirse en un paisaje onírico sostenido por la música.
"La ciudad de las estrellas - LA LA LAND es una carta de amor a la ciudad", dice el productor Marc Platt. "La película fusiona de forma única a dos personas que llevan una vida totalmente moderna y actual con lugares icónicos del viejo Hollywood. Las sensación es de fantasía romántica y, a la vez, de absoluta realidad".
El director había estudiado el concepto a fondo, pero un musical a gran escala no parecía ser el paso lógico para alguien con solo dos películas en su haber. Se dio a conocer con Whiplash, estrenada en 2014, que cuenta la historia de un joven batería de jazz y de su implacable profesor. La película asombró gracias al ritmo hipnótico con el que se explora la obsesión, los abusos y la búsqueda de la grandeza. Fue nominada a cinco Oscar, Mejor Película entre ellos, y ganó tres.
Antes de Whiplash había experimentado con el género musical en su primera película, Guy and Madeline on a Park Bench, un romance en blanco y negro contado con canciones y bailes, realizada en 2009 como proyecto de fin de carrera en la Universidad de Harvard, con un presupuesto mínimo. "Empecé tarde a interesarme por los musicales, casi cuando terminaba el instituto, al mismo tiempo que descubrí el cine vanguardista", explica Damien Chazelle. "El cine de los años treinta era muy experimental y fue así como empecé a ver las películas de 'Fred y Ginger'".
Su primera película dejó claro que el director tenía talento e ideas innovadoras. "Guy and Madeline fue mi primer intento y solo rascó la superficie de lo que me apetecía hacer con el género", explica. "Seguí escribiendo guiones para ver cómo podía desarrollar una idea mayor para un musical partiendo de los mismos principios; es decir, un musical anclado en la realidad, pero en la espectacular tradición del Cinemascope y del Technicolor de los años cincuenta".
Este empeño le llevó a La ciudad de las estrellas - LA LA LAND, aunque el recorrido no fue lineal, ni mucho menos. Damien Chazelle había empezado a trabajar en la historia con el compositor Justin Hurwitz, al que conoció estudiando en Harvard antes de su colaboración profesional en Guy and Madeline on a Park Bench y Whiplash.
Parece ser que el compositor y el director siempre se han comunicado mediante ritmos y melodías. "Nuestra relación gira en torno a la música", dice Justin Hurwitz, "y películas que consideramos importantes, como Los paraguas de Cherburgo o Cantando bajo la lluvia".
"Justin y yo hablamos el mismo idioma", recalca el realizador. "Compuso la música de Whiplash, y ahora de La ciudad de las estrellas - LA LA LAND, y espero que se ocupe de la música de todas mis futuras películas".
El músico siente mucho cariño por Sebastian y Mia, dos soñadores modernos que reúnen sus dos pasiones, la música y el cine. Cree que la enorme atracción que sienten los protagonistas el uno por el otro y, al mismo tiempo, su creciente alejamiento debido a sus diferentes intereses artísticos son los motores de todos los elementos creativos de la película, incluso de la partitura.
"Es una película muy romántica a la que acompaña una sensación melancólica", explica Justin Hurwitz. "Está la euforia del amor, pero también el desgarro de la separación, y ha sido necesario tejer todos esos matices en la partitura".
La sinergia creativa entre Damien Chazelle y Justin Hurwitz se hizo patente desde el principio. "Justin ha estado conmigo en cada paso del proceso", dice el realizador. "Antes de que empezara a escribir los diálogos, cuando aún estábamos en la etapa de construir la historia, Justin ya había empezado a buscar temas musicales para la película. Durante el montaje, yo estaba en una sala, y él trabajaba al otro lado del pasillo".
El productor Fred Berger añade: "Justin ha sido un miembro crucial de nuestra familia cinematográfica desde el primer momento. Una de las cosas que más me gustó fue ver que componía la música a medida que desarrollábamos la película. Justin y Damien se conocen desde que tenían 18 años y trabajan como si fueran hermanos, alentándose mutuamente. Justin vive y respira por la música. Para él, la calidad merece cualquier sacrificio. Mandó cientos de demos de piano a Damien, que se quedó con unas veinte. Jordan y yo lo redujimos aún más, y las canciones se desarrollaron a partir de estos pequeños hilos, un poco como se desarrolla un guión".
El productor Marc Platt concuerda con Fred Berger: "Justin Hurwitz tiene un talento muy especial, es un hombre tranquilo con un alma de verdad que invade su música. Le pedimos melodías que reuniesen diversos sentimientos actuales, pero que dieran la sensación del mundo atemporal del jazz. Ha compuesto cada una de las notas que se oyen en la película, es una voz musical que acompaña a la perfección el estilo de Damien, además de aportar algo suyo".
El productor ejecutivo musical Marius de Vries, que trabajó con el compositor y el resto del equipo creativo desde el principio de la preproducción, añade: "Fue increíble contar con un entramado tan rico y orgánicamente coherente, en el que incluyo el meticuloso trabajo de Damien y las preciosas melodías y sofisticadas orquestaciones de Justin desde el primer momento de la preproducción musical. La ciudad de las estrellas - LA LA LAND tuvo un estilo propio desde sus inicios. Sabíamos en qué mundo sonoro nos movíamos, lo que nos facilitó el camino para protegerlo y apoyarlo".
El éxito de Whiplash demostró que Damien Chazelle tiene mucho talento, lo que hizo aumentar el interés por La ciudad de las estrellas - LA LA LAND. El realizador presentó el proyecto a Lionsgate, que apoyó la idea de hacer la película tal como se había concebido desde un principio. "Nos dejaron hacer la película exactamente como la imaginamos Justin y yo en 2006", dice el director. "La película que hemos rodado es tal como la concebimos entonces. Reconozco que todos creíamos que deberíamos hacer alguna concesión, ¿desde cuándo la vida concuerda con los sueños? Pero en este sentido, el sueño se ha hecho realidad".
Marc Platt, que empezó produciendo obras de teatro antes de dedicarse a musicales cinematográficos tan famosos como Into the Woods y Nine, se unió al proyecto.
El productor reconoce que no pudo resistir la tentación de trabajar con Damien Chazelle: "Soy un gran admirador del género musical, pero también admiro a los jóvenes cineastas que tienen algo que decir y lo dicen de una forma diferente. Me atrajo la visión de Damien, su deseo de dar vida al pasado a través del presente. Estaba dispuesto a rodar secuencias como se hacía antes, sin cortes. Le interesaba la rica paleta del realizador Jacques Demy, así como la coreografía de Jerome Robbins y Bob Fosse. Pero la gran fuerza del guión proviene del realismo emocional de dos personajes tan encantadores como modernos".
Dicho eso, el productor sabe lo difícil que es sacar adelante una producción musical en la industria actual. "En un musical hay muchas más variables que en un drama", explica. "En primer lugar está la música, la melodía, las letras, la orquestación y los arreglos. Luego, los actores deben aprenderse las canciones y los números de baile. A esto debemos añadir los elementos visuales, el diseño artístico, el vestuario, el movimiento de la cámara, la iluminación, para crear un mundo no del todo real que tiene que ver con el real. La pregunta que nos planteamos fue la siguiente: ¿Seríamos capaces de unificar lo anterior en un solo estilo contemporáneo?"
Parte de la respuesta dependía de la pareja protagonista. "Queríamos seguir el antiguo modelo hollywoodiense de una pareja icónica que ya se ha visto en la gran pantalla. Antes estaban Fred y Ginger, Humphrey Bogart y Lauren Bacall, Myrna Loy y Dick Powell, parejas conocidas que interpretaban a personajes diferentes, pero cuya personalidad salía de la pantalla. Es algo que me parece tremendamente romántico, y creo que Ryan Gosling y Emma Stone son el mejor ejemplo contemporáneo de este tipo de pareja cinematográfica. También estaba convencido de que podrían sorprender e ir más allá de las expectativas del público. La película elimina parte del brillo y del lustre que solemos asociar a Ryan y a Emma cuando están juntos".
No cabe duda de que La ciudad de las estrellas - LA LA LAND es un apasionante romance, pero también muestra que estamos dispuestos a sacrificar mucho con tal de alcanzar nuestros sueños. "Es irónico; para que se cumplan los sueños de Mia y de Sebastian, deberán separarse", explica Damien Chazelle. "Me conmueve la idea de que se pueda conocer a alguien que te ayude a transformarte y te guíe hacia el camino que te permitirá ser la persona que siempre has querido, pero que al final debas recorrer el camino solo. Esa relación probablemente moldee el resto de tu vida, pero no durará el resto de tu vida. Me parece algo maravilloso, desgarrador y extraño. Quería que el alma de la película fuese exactamente eso".
Este papel quizá sea el más inaudito hasta la fecha para Ryan Gosling, nominado a los Oscar. Desde Half Nelson, la película que le catapultó a la fama, seguida por Lars y una chica de verdad, Los idus de marzo, Blue Valentine, Drive y La gran apuesta, ha demostrado su capacidad interpretando las más diversas emociones. Pero ¿tendría el encanto especial requerido para protagonizar un musical?
Los productores y el realizador estaban absolutamente convencidos de que era el actor que buscaban. Marc Platt había trabajado con el actor en Drive y sabía que le quedaban aún muchas facetas por desvelar. "Ryan tiene algo especial", dice. "Ante todo es un actor maravilloso que puede hacer cualquier papel dramático, cómico, violento o dulce, cantar, tocar el piano o bailar. Además, Ryan posee una atemporalidad que encajaba con el personaje. El actor debía someterse a una preparación larga e intensa, y sabía que Ryan era nuestro hombre".
El productor Fred Berger piensa que Ryan Gosling entendió inmediatamente a su personaje y lo que le impulsaba, y también al personaje de Mia. "Ryan interpreta a Sebastian como a un hombre decidido", explica. "Por eso se empeña en quedarse en Los Ángeles y está convencido de que conseguirá ser un músico famoso sin cambiar sus ideales. Su testarudez no se debe al ego ni al orgullo, sino a una auténtica pasión, a un verdadero convencimiento que Ryan ha infundido maravillosamente al personaje".
No sabían que Ryan Gosling también es un fan de los musicales. "Me intrigó mucho que Damien quisiera hacer una película al estilo de Fred y Ginger, o de Gene Kelly. Son los musicales que me gustan. Me pareció fantástico que quisiera incluir la estética y el espíritu de la época, porque siempre había soñado con trabajar en una película así".
También se sintió atraído por un personaje que ama y cree profundamente en un estilo musical que parece estar a punto de desaparecer, apartado por una siempre cambiante cultura pop carente de compasión.
"Sebastian ha dedicado su vida a ser pianista de jazz, pero empieza a pensar que el mundo en el que vive le dice que eso se acabó. Sus héroes nacieron hace setenta años", dice Ryan Gosling. "Hoy en día, un gran pianista de jazz está condenado a tocar en bares donde la gente ni siquiera deja de hablar para escucharle. ¿Hasta qué punto puede aguantar a cambio de la fama?"
La frontera entre la dedicación real y la irrelevancia es muy delgada. "Creo que Sebastian se debate entre ser un purista o un esnob", explica el actor. "Al final deberá enfrentarse a la misma pregunta que otras muchas personas creativas: ¿Sigo haciendo lo que me alimenta espiritualmente o acepto que se trata de un trabajo para pagar las facturas?"
Pero todo cambia cuando Sebastian conoce a Mia. Casi inmediatamente se da cuenta de que el destino de la joven es más prometedor que el suyo, y quiere ayudarla. "Le es más fácil sumarse al sueño de Mia que al suyo", sigue diciendo Ryan Gosling. "Piensa que Mia debe crear sus propias oportunidades y dejar de esperar que le den permiso para hacer lo que más le gusta".
A pesar de entender el personaje, Ryan Gosling sabía que le esperaban meses de lecciones de música y de baile.
El compositor Justin Hurwitz se quedó impresionado por la dedicación del actor. "El esfuerzo que supone aprender a tocar el piano como hizo Ryan es de locos, todavía no me lo creo", dice. "A eso hay que añadir el sacrificio que supone bailar y cantar. Para mí fue una de las grandes sorpresas de la película; es un actor espectacular".
El productor ejecutivo musical Marius de Vries lo confirma: "Nunca había visto nada parecido".
"De hecho, no hay un solo primer plano en toda la película realizado por un doble de manos. Siempre son las manos de Ryan", añade Damien Chazelle. "Solo un actor con la ética profesional de Ryan podía convertirse en intérprete musical para la película".
El conocido músico John Legend, que también forma parte del reparto, habla de los progresos de Ryan Gosling: "Empecé a sentir celos. Ryan tocaba muy bien y hacía pocos meses que ensayaba. Me parecía asombroso".
En parte, el actor se lanzó de cabeza porque representaba hacer realidad otro de sus sueños: "Siempre había deseado tener tiempo para aprender a tocar el piano, y ahora me brindaban la oportunidad de pasar tres meses delante de uno. No iba a dejarla pasar. Fue de los períodos de preproducción más satisfactorios que he vivido hasta ahora".
Si el actor no estaba en clase de piano, ensayaba con Emma Stone y Mandy Moore. "En cuanto empezamos, supe que Ryan tenía talento", dice la coreógrafa. A pesar de su coordinación, se exige mucho. Siempre cree que puede mejorar. Su progresión era impresionante. Para mí, la mejor forma de describirlo es decir que Ryan se deja 'manejar' en lo que hace, y poco a poco va refinando los movimientos a su manera. Una vez que controlaba los movimientos, estaba preparado para hacer algo maravilloso".
Emma Stone, que ya había trabajado con el actor en la taquillera comedia Crazy, Stupid, Love y en la cinta de acción Gangster Squad: Brigada de élite, no tuvo ningún problema para adaptarse a la divertida, carismática y desgarrada personalidad que creó Ryan Gosling para Sebastian. "Ryan aportó mucho al papel", dice la actriz, "aprendió a tocar el piano de maravilla y ha sido una genial pareja de baile. Pero lo que más me sorprendió fue descubrir lo cómico que puede llegar a ser. Siempre he sabido que Ryan es gracioso, pero en esta película actúa como un cómico nato. Con Sebastian no se ha dejado nada en el tintero".
Mia está interpretada por Emma Stone, nominada a los Oscar, a la que hemos visto en películas tan diversas como Supersalidos, Rumores y mentiras, Criadas y señoras y Birdman o (La inesperada virtud de la ignorancia). La actriz se enfrentó a un verdadero reto al encarnar a un personaje con objetivos y sentimientos muy reales, pero que entra de lleno en una fantasía musical en un abrir y cerrar de ojos. Emma Stone no solo es una actriz que ha explorado complicados papeles dramáticos, también es una veterana de Broadway que acaba de encarnar a Sally Bowles en "Cabaret".
"Su nivel de interpretación en los números musicales y la forma en la que expresa los matices emocionales es absolutamente impresionante", dice Damien Chazelle. "Creo que es una de las grandes actrices de la época. Lo comunica todo a través de la expresión, los gestos, el lenguaje corporal, no necesita diálogos. Es lo que buscaba; contar una historia, presentar a los personajes a través de la música, del baile, y Emma lo ha conseguido al mismo tiempo que ha creado una mujer real, de carne y hueso".
Ryan Gosling estaba encantado de volver a trabajar con la actriz. "No hay nadie como Emma, es única, transmite sus cualidades a Mia. Todos nos encariñamos con Mia y la apoyamos porque es una chica que se esfuerza en la ciudad de Los Ángeles, que busca una oportunidad. Se nota que es especial. Pero también se nota que Mia es diferente y que quizá no encaja exactamente con lo que busca la industria, interesada más bien en personas intercambiables. Y Mia no lo es".
El actor añade: "Aparte de eso, baila a las mil maravillas. Me apoyé mucho en ella. Lo digo en el sentido literal de la palabra".
Los productores sabían que Emma Stone facilitaría la identificación con un personaje que vive en un mundo muy especial. "Emma da realismo a la película", dice Jordan Horowitz. "Comunica la sensación de superestrella sin perder autenticidad ni su faceta humana. Es facilísimo enamorarse de ella y ver dentro de sus emociones. Todo esto era muy importante para el personaje de Mia, dado lo que le ocurre".
"No todo el mundo sueña con ser actriz, pero el modo en que Emma interpreta a Mia va mucho más allá", añade el productor Marc Platt. "De pronto, los sueños de Mia pueden ser los de cualquiera otra persona. Emma es muy eficaz comunicando estos sentimientos".
Emma Stone fusionó el complejo mundo interior de su personaje con secuencias de baile en las que parece moverse en el aire. "Emma da la impresión de bailar sin esfuerzo, de forma natural, pero sabemos el esfuerzo que supuso para ella conseguirlo", explica Jordan Horowitz. "Consigue que el personaje parezca hecho a medida para ella".
La coreógrafa Mandy Moore fue testigo de la total entrega de Emma Stone: "Emma tiene algo especial, y no solo se nota en cómo habla, sino en cómo se mueve. Es de esas personas que se zambulle en un proyecto con todo su ser, y mejoraba con cada ensayo. Fue asombroso observar cómo se convertía en una auténtica bailarina".
Muy al principio, la actriz se reunió con Damien Chazelle, que le explicó algunas de sus ideas para los números musicales. "Me conquistó de inmediato", reconoce Emma Stone. "Enseguida me sedujo la idea de contar la historia de dos artistas de hoy en día luchando en Los Ángeles al estilo de los musicales de los años cincuenta".
También entendió el deseo de Mia de conocer algo fuera de lo común. "Es posible que Mia se sienta impulsada por algo que no entiende del todo", explica la actriz. "Quiere ser una artista en una ciudad donde muchas otras chicas que se le parecen también quieren serlo. Siente que tiene algo especial, pero no está segura de qué. No fue difícil para mí identificarme con ella, pero sobre todo me apetecía y entusiasmaba llevar al personaje a un mundo musical donde se podía bailar por la calle o ponerse a cantar en cualquier momento. Era un maravilloso reto".
A pesar de tener experiencia en musicales en los escenarios, la actriz también pasó varios meses preparando el papel. "Nos preparamos a fondo con Mandy Moore y ensayamos cada día durante dos meses", recuerda. "Lo pasé realmente bien. Había ido a clases de baile antes, pero en esta ocasión aprendí claqué, jazz y baile de salón, un lenguaje totalmente nuevo para mí".
Añade que tampoco se trataba de alcanzar la perfección: "Nuestros personajes son artistas que intentan darse a conocer, nunca se nos pidió que fuéramos cantantes y bailarines brillantes. Más aún, Damien quería que la relación de los dos personajes fuera palpable, sensual incluso, a pesar de formar parte de unos números musicales absolutamente increíbles. Por eso se aplaudía algún que otro fallo".
En cuanto al romance entre los dos protagonistas, Emma Stone dice: "Me parece que Mia y Sebastian se inspiran mutuamente para hacer las cosas de otra manera. Cuando se conocen, los dos están estancados, pero lo realmente maravilloso es que Sebastian le sugiere a Mia que cree historias suyas para contarlas en las pruebas. Es fantástico para Mia porque había olvidado que podía hacerlo. A la vez, Mia planta la idea en la mente de Sebastian de que explore caminos nuevos. Su encuentro sirve para abrir mundos que llevaban dentro, pero a los que nunca se habían atrevido a acceder".
Damien Chazelle dice que la pareja Gosling-Stone es química pura: "Emma y Ryan tienen un lenguaje particular, y no me refiero a solo en persona, sino en la pantalla también. Hacen algo muy difícil en esta película, convierten en real un género totalmente irreal. Solo actores del calibre de Ryan y de Emma consiguen que una historia así encaje en vidas reales. Muy pocos intérpretes dan la impresión de ser estrellas mientras se mantienen en la historia narrada". Y acaba diciendo: "La película necesitaba comunicar alegría. Debía ser brillante, efervescente cuando los dos protagonistas están juntos, burbujeante como el champán".
El productor Fred Berger reconoce que, al principio, la idea de incluir a John Legend en el reparto solo era una fantasía. "Esta película siempre fue parte del mundo de los sueños", explica, "así que fantaseamos con quién nos gustaría para el papel, pero acabó siendo verdad. Bastaba con imaginar los compromisos que tenía John para saber que era muy complicado. Y no fue así, aceptó y se metió de cabeza en la historia con auténtica pasión. Encajó con el ambiente de la película porque es la persona más simpática, más sencilla y más trabajadora del mundo".
"Desde el punto de vista de la música, estábamos convencidos de que sería asombroso", añade Fred Berger. "En cuanto a la interpretación, iba a compartir muchas escenas con Ryan, pero su talento natural nos dejó atónitos. Creo que a partir de ahora no solo le veremos en los escenarios, sino también en la gran pantalla".
El cantante estaba deseando probar algo nuevo. "Me pareció una gran oportunidad para trabajar más como actor, sobre todo en un papel que hago habitualmente, tocar y cantar", dice. "Me atrajo la idea de encarnar a un músico en una película de un director de talento y con actores tan fantásticos".
También le fascinó el conflicto entre Keith y Sebastian. "Ambos tienen mucho talento y aman profundamente el jazz", explica John Legend, "pero no están de acuerdo. Keith piensa que no vale la pena intentar salvar algo que nació hace 50 años, que es mejor usar lo que sabemos y adaptarlo al momento actual. Sebastian quiere ser fiel a la tradición, pero Keith espera convencerle para que use su increíble talento en la dirección que él desea, sin tener que enfrentarse a los aspectos más complicados del pianista".
John Legend reconoce que estaba entusiasmado con la idea de trabajar mano a mano con Ryan Gosling. "Ryan es uno de los mejores actores del momento, así que me presenté en el plató con total humildad. Me apoyó muchísimo, me animó y me sentí capacitado para hacerlo".
La composición de la canción "Start A Fire" ayudó al cantante a entender aún más a los personajes. "Lo mejor fue ver cómo se transforma la canción a medida que Keith y Sebastian entienden qué tipo de música quieren hacer juntos", dice John Legend. "Es cuando Sebastian debe decidir hasta cuándo quiere seguir con el 'pop', hasta qué punto está decidido a alejarse de la música que tanto ama".
Fue una canción reveladora para Ryan Gosling. "A John le resultó muy complicado adaptar un estilo tan contemporáneo como el suyo. El sonido y la energía de la canción habrían podido colisionar de lleno con el tipo de música de la película", explica el actor. "En vez de eso, John hizo un tema tan bueno que complica aún más el dilema de mi personaje".
Un grupo de entusiastas actores apoya a John Legend y a los dos protagonistas, entre ellos destacaremos a Sonoya Mizuno (Ex Machina), Jessica Rother (Parallels), Callie Hernandez (Blair Witch), Finn Wittrock (Invencible), Rosemarie DeWiit (La boda de Rachel) y el oscarizado J.K. Simmons en el papel del jefe de Sebastian.
El corazón de la ciudad de las estrellas:
En el centro de La ciudad de las estrellas - LA LA LAND están las canciones originales que atraviesan la historia como lo harían normalmente los monólogos, los diálogos y las conversaciones. Para escribir las letras que encajaran con las composiciones, Justin Hurwitz y Damien Chazelle recurrieron a los letristas Benj Pasek y Justin Paul, que tienen en su haber producciones del calibre de "Dear Evan Hansen", "Historias de Navidad", "Dogfight", "James y el melocotón gigante" y "Edge". Hasta entonces no habían tenido la oportunidad de crear un libreto para la gran pantalla.
Después de reunirse para comer una pizza con el director y el compositor durante un viaje a Los Ángeles, los dos letristas estaban más que dispuestos a participar en el proyecto. "La energía de Damien y de Justin era tremenda, y nos gustó la idea rendir un homenaje a los musicales clásicos del cine sin dejar de crear algo relevante para nuestra época", dice Justin Paul.
"Muy poca gente hace películas musicales hoy en día", añade Benj Pasek, "y es algo que siempre nos había atraído". El destino también ayudó. Al regresar al piso del amigo donde se quedaban, los letristas se encontraron de nuevo con Justin Hurwitz y Damien Chazelle. Daba la casualidad de que el compositor vivía en el mismo edificio y les preguntó si les estaban siguiendo.
Nadie seguía a nadie, pero las cuatro mentes no tardaron en sincronizarse. Al igual que Damien Chazelle, los letristas se sintieron atraídos por el reto que representaba definir la borrosa frontera entre la realidad y la fantasía romántica. "Había que buscar un equilibrio. Queríamos mostrar lo duro que es intentar sobresalir en Los Ángeles, y también la alegría de dos personas que por fin tienen la oportunidad de vivir un sueño", explica Justin Paul. "No fue tarea fácil. Hubo muchas versiones acompañadas de muchas llamadas para encargar comida".
Otro reto era fusionar los personajes de Sebastian y de Mia con las canciones. "Sebastian es contracultural y poco convencional; fue un desafío interesante encontrar la letra adecuada·", explica Justin Paul. "Mia se lo toma más en serio". Pero todo resultó más fácil en cuanto supieron que Ryan Gosling y Emma Stone eran los protagonistas. "Emma y Ryan añaden magia y profundidad, hay química entre ellos, son una inspiración", añade Benj Pasek.
La música de Justin Hurwitz también les impulsó. "Es totalmente inesperada por ser tan melódica. En ningún momento resulta anticuada, al contrario, pero tampoco pertenece a 2016, está en un punto intermedio. La mejor música siempre es así. Nos esforzamos en estar a la altura", dice Justin Paul.
Ryan Gosling, hablando de las canciones, dice: "Ensayé esas canciones cuatro horas diarias durante tres meses. Lógicamente, es de suponer que no quiera volver a oírlas nunca", dice, riendo. "Pero vuelvo a escucharlas y siguen conmoviéndome, son realmente maravillosas. La partitura no podía ser mejor".
Dos de los temas, "Audition" y "City of Stars", interpretados por Emma Stone, se grabaron en directo en el plató para que los actores estuvieran totalmente metidos en el momento. "Fue difícil, pero estaba empeñada", explica la actriz. "Acababa de actuar en "Cabaret", en Broadway, y sabía que el directo es algo más. Incluso si no llegas a la nota más alta o desentonas un poco, la interpretación es mucho más poderosa".
Bailando en el cielo:
Las canciones de La ciudad de las estrellas - LA LA LAND dieron pie a increíbles números de baile que aparecen de manera natural a lo largo de la historia. Damien Chazelle siempre imaginó números musicales tan ingeniosos, imaginativos y libres como los que se veían en los musicales de los cincuenta, pero con una energía y un ritmo adecuados para un público acostumbrado a los iPhones y a YouTube.
Para conseguirlo, trabajó con la coreógrafa Mandy Moore, ganadora de dos Emmy y que se dio a conocer por su innovador trabajo en el programa de reality "So You Think You Can Dance". La coreógrafa también ha diseñado números musicales para los escenarios y para vídeos musicales, además de haber coreografiado El lado bueno de las cosas, de David O. Russell.
El productor Marc Platt recalca que la coreografía de una película es algo muy específico. "No tiene nada que ver con la coreografía para un escenario", explica. "Sobre todo cuando la cámara se mueve con total fluidez, como ocurre en La ciudad de las estrellas - LA LA LAND. Hace falta un profesional con una comprensión intuitiva de cómo se mueven los bailarines y la cámara".
Mandy Moore aceptó con entusiasmo participar en una película tan ambiciosa. "Soy una apasionada de las películas musicales típicas de Metro-Goldwyn-Mayer", reconoce. "La danza es mi vida, y fue maravilloso descubrir cómo Damien quería entrar en ese mundo".
El director y la coreógrafa pasaron horas hablando de la historia del cine musical. "Desde el momento que conocí a Damien, me bombardeó con referencias de escenas de películas musicales", sigue diciendo. "Estoy convencida de que no hay otro director con tantos conocimientos sobre musicales como él".
Damien Chazelle encontró un alma gemela en Mandy Moore. "Sabe muchísimo de danza clásica, pero también necesitábamos a alguien que creara números que no se hubieran visto aún en la gran pantalla", dice el realizador. "Lo más importante era entender que la coreografía no solo debía tener en cuenta el personaje, sino también el movimiento del cuerpo. Siempre he creído que bailar debe parecer natural. Le expliqué a Mandy que, en esta película, bailar, cantar e interpretar formaban un todo, que no debía haber una separación. También fue de gran ayuda que Mandy ensayara con Ryan y Emma, además de diseñar la coreografía. Solo así fue posible que los números musicales nacieran realmente de la relación entre Ryan y Emma. La danza es un medio maravilloso para contar la historia de dos personas que se enamoran, para expresar la emoción y el escalofrío que se siente al verse por primera vez".
Damien Chazelle y Mandy Moore querían introducir la coreografía en los cimientos de la historia mediante un estilo sumamente contemporáneo; en otras palabras, querían romper la cuarta pared que a menudo hace del espectador un receptor pasivo.
"Al principio, Damien y yo hablamos de cómo conseguir que el público se metiera dentro de los números musicales y tuviera una reacción emocional", recuerda la coreógrafa. "Nuestra intención era crear la sensación de que Sebastian y Mia son personas reales que, por unos momentos, trascienden las fronteras de la vida cotidiana".
Mandy Moore lo explica: "Siempre supe que Damien quería rodar los números musicales como se hacía antes, sin cortes, al modo de un plano secuencia. La idea me encantaba, pero empecé a pensar en cómo hacerlo". Ríe abiertamente antes de seguir: "Llegó un momento en el que comprendí que, para crear algo mágico, debía vencer el miedo y tirarme a la piscina".
Para rodar números tan complicados hizo falta una minuciosa planificación, y Mandy Moore reconoce que siempre se preguntaba si el sentimiento seguía vivo con tanta preparación.
Y ese sentimiento dependía en buena medida de Ryan Gosling y Emma Stone, que se aprendieron un sinfín de números, a pesar de no ser bailarines profesionales. La coreógrafa decidió encargarse de los ensayos para no separar el aspecto creativo del trabajo físico en sí. "Creo que parte de la magia que desprende la pareja formada por Ryan y Emma se debe a que muchos movimientos fueron creados mientras ensayaban", explica. "Los movimientos eran parte intrínseca de sus personajes. Los dos se esforzaron muchísimo y cada día llegaban llenos de energía, dispuestos a seguir. Parecían disfrutar enormemente bailando, era maravilloso verlos".
El primer número, "Traffic", en el que un atasco en una de las autopistas de Los Ángeles se transforma en un baile, planteaba grandes problemas. "Requirió muchísimo trabajo", explica la coreógrafa. "Las paredes de la oficina estaban cubiertas con notitas especificando la marca de cada coche y quién estaba en el techo de qué coche y qué coche debía ser reforzado. La logística fue monumental".
Además, nada podía salir mal durante el rodaje, ya que disponían de un tiempo muy limitado en el intercambiador de la autopista. Para asegurarse de que todo iría bien en cuanto las cámaras empezaran a rodar, hubo múltiples ensayos previos. "No podía haber ningún fallo", recuerda Ryan Gosling. "Empezamos a ensayar con tres meses de antelación para que Damien pudiera captar en una sola toma exactamente lo que quería".
Mandy Moore no duda en reconocer los méritos de los bailarines: "Los bailarines de la escena 'Traffic' son los héroes olvidados de la película. Trabajaron en condiciones nada idóneas. No es fácil bailar encima de coches en medio de una autopista a 37 grados a la sombra. Pero consiguieron crear un momento realmente mágico".
Otra secuencia que planteó serios problemas a Mandy Moore fue "Someone In The Crowd", donde la cámara sigue a Mia desde que se prepara con sus compañeras de piso para ir a una fiesta en una casa impresionante casi completamente acristalada, hasta que se tira a la piscina. "Rodar ese número fue una locura total", recuerda la coreógrafa. "Ni siquiera puedo empezar a explicar lo que hicimos para conseguirlo, pero cuando vi el copión al día siguiente, el resultado era asombroso: los colores, la cámara, el vestuario y el baile encajaban a la perfección".
Damien Chazelle había concebido el número con el fin de exponer el dilema que se presenta a los jóvenes aspirantes a artistas en Hollywood cuando deben compaginar su vida laboral y social. "Muestra un debate aparentemente sencillo que persigue a muchos aspirantes a artistas", dice el realizador. "¿Vas a una fiesta o te quedas en casa ensayando? Pero también va más allá, ¿qué estás dispuesto a hacer para alcanzar tu sueño? ¿Estás dispuesto a transigir, a venderte, a ser otra persona? El número 'Someone In The Crowd' nos muestra que Mia se siente muy incómoda en una situación semejante".
Para Mandy Moore, el momento cumbre de la película es el número en el Planetario, para el que creó lo que llama un baile "sin gravedad" con Ryan Gosling y Emma Stone bailando un vals colgados en el aire. "Nuestra idea era que el espectador sintiera que Sebastian y Mia bailan un maravilloso vals porque no pueden hacer otra cosa", explica. "El trabajo de la cámara es impecable y los sentimientos se notan".
Uno de los números favoritos de Emma Stone es "Duet", que pasa de la búsqueda de un coche aparcado, a un número en una colina que domina la ciudad. "Aquí es donde nuestros personajes conectan de verdad por primera vez", dice la actriz. Mandy Moore añade: "Es un momento de gran importancia, y hablamos muchísimo los cuatro, Damien, Ryan, Emma y yo, para decidir cómo hacerlo. El plano secuencia dura unos seis minutos. Era muy importante comunicar la alegría del momento en que, por primera vez, bailan al unísono".
El gran final de la película, 'Epilogue', también era el número más largo. Se cruza Los Ángeles hasta un París imaginario para luego volver. "'Epilogue' es una preciosa fantasía y el departamento artístico se esmeró con los decorados, era una maravilla", recuerda Mandy Moore. "Había treinta bailarines con Ryan y Emma en medio para su último gran momento juntos. Conmueve, no hay otra palabra".
El supervisor musical Steve Gizicki fue el encargado de controlar la logística de los complejos números musicales, los ensayos generales y el plan de rodaje. "Tal vez sea la película más complicada que he hecho, pero también la más gratificante", reconoce.
Iluminación, color, acción:
La estética de La ciudad de las estrellas - LA LA LAND está basada en los grandes musicales de antaño para pantallas panorámicas, rodados en Cinemascope con lentes anamórficas y colores brillantes que casi podían tocarse. Ahora bien, Damien Chazelle quiso adaptar dicho concepto al equipo técnico y a los gustos del siglo XXI.
"Whiplash se basó en un montaje muy enfatizado, acorde con el ritmo y el tempo de la batería. La ciudad de las estrellas - LA LA LAND es lo opuesto a eso", dice el realizador. "Como modelo, tenía en mente a Max Ophuls, el gran maestro del movimiento de cámara en la historia del cine. A todos nos gustaría mover la cámara como hacía Max Ophuls, y eso era mucho antes de que existiera la Steadicam. Pero se trata de que los movimientos de la cámara sean melódicos, que nunca interfieran con el movimiento de los bailarines, que sean parte íntegra de la coreografía".
Otra influencia fue la cámara de Toro salvaje, de Martin Scorsese. "Toro salvaje planteó una pregunta: ¿Qué pasa si se coloca la cámara en el cuadrilátero? Yo quería colocar la cámara en el baile para que todo ocurriera a nuestro alrededor", explica.
Con esta finalidad, el director colaboró intensamente con el director de fotografía Linus Sandgren, conocido por su trabajo en La gran estafa americana y Joy, ambas de David O. Russell. A pesar de utilizar objetivos anamórficos y rodar en 35 mm para crear un enlace con el pasado, el director de fotografía se apoyó en tecnología actual.
"La energía de la cámara debía ser muy específica en esta película, y estábamos convencidos de que Linus poseía los conocimientos para conseguirlo", dice el productor Jordan Horowitz.
"Nunca había visto a alguien tan decidido como Linus a sacar adelante algo que, en principio, parecía imposible", añade Fred Berger. "Gastamos cien bobinas de Steadicam en ocho días, algo sin precedentes, que yo sepa. Lo increíble es que cuanto más complicada era la escena, mejor le salía a Linus".
La relación creativa entre Damien Chazelle y Linus Sandgren fue un plus para la película. "Damien se apoya en la historia del cine, sin llegar nunca a perder la originalidad", dice Fred Berger. "Damien y Linus formaban la pareja perfecta. No paraban de preguntarse qué hacer para llegar más lejos. Y eso les permitió llevar la película al punto deseado".
"Linus era el director de fotografía perfecto porque no solo estaba dispuesto a apuntarse al viaje, también quería que el viaje fuera aún más loco de lo previsto. Tiene la energía de un niño, es asombroso. Es como un crío en una tienda de chuches viendo todas las posibilidades que ofrece el cine", dice el director.
Linus Sandgren se sintió atraído por la visión de Damien Chazelle, que le presentó un storyboard completo de la película antes de la preproducción. "Damien me mostró su idea de cómo quería rodar la película. Era algo tan diferente de lo habitual que me enganché desde el primer momento", reconoce el director de fotografía. "Quería hacer una película de las de antes rodada con un estilo muy moderno y una fluidez total por parte de la cámara. La estética era una maravilla, y no se me ocurrió hasta bastante tiempo después que presentaba muchas dificultades técnicas".
Efectivamente, las dificultades fueron constantes. Por ejemplo, rodar con negativo de 35 mm anamórfico de cuatro perforaciones significaba que había que cargar la cámara cada diez minutos. Para complicarlo aún más, Damien Chazelle quería rodar los números musicales en una sola toma, lo que Linus Sandgren llama "realidad en continuo".
"Siempre es un problema, sobre todo si se quiere que la luz sea perfecta", explica. "Damien no quería añadir efectos a posteriori, había que capturarlo todo en el momento. La magia de la película no debía falsearse. Siempre he pensado que la mayoría de cosas son posibles, basta con encontrar la solución. En este caso, una planificación exhaustiva".
Los encuadres también fueron muy específicos. "Damien quería una película realmente anamórfica. Actualmente, las películas en scope suelen rodarse en 2.40 a 1", explica. "Pero pensamos que sería interesante rodar en una proporción de 2.52 a 1 para dar más scope a La ciudad de las estrellas - LA LA LAND, como las películas de antes. Hablé con Panavision y modificaron unos objetivos. Tuvieron que fabricar nuevos vidrios esmerilados, pero creo que realmente apoya el espíritu de la película".
Linus Sandgren también jugó con toda una serie de focos de colores para subrayar la paleta de azules, verdes y rosas de la película. Damien Chazelle estaba empeñado en que las escenas nocturnas se iluminaran con cielos de color azul oscuro. En cuanto al movimiento de la cámara en los números musicales, el director de fotografía recurrió al coreógrafo que lleva dentro. "Era importante dar la sensación de que la cámara baila", explica. "A la vez, la cámara no debe notarse, sino acoplarse perfectamente a la coreografía. Cada número ofrecía un sinfín de desafíos y hubo momentos en que pensamos que no los superaríamos. Debían ocurrir muchas cosas en el momento oportuno, pero parece que lo conseguimos".
El equipo se detuvo en lugares tan legendarios como el Observatorio del Parque Griffith, y en joyas menos conocidas como el histórico Lighthouse Café de Playa Redondo, un club de jazz inaugurado en 1949. El recorrido fue supervisado de principio a fin por el equipo formado por el diseñador de producción David Wasco y la decoradora Sandy Reynolds-Wasco, que han trabajado en películas del calibre de Reservoir Dogs, Pulp Fiction, Academia Rushmore, Los Tennembaums. Una familia de genios, Kill Bill Vol. 1 y 2, Collateral y Malditos bastardos.
Les ayudó su fascinación por una ciudad a menudo injustamente calumniada, pero que no deja de ser una meca para muchos soñadores. "Esta película nos ofrecía la oportunidad de mostrar la ciudad de día y de noche", dice David Wasco, "pero también ver la ciudad de otra manera gracias a un director con una visión innovadora. Conocemos bien Los Ángeles y era el momento de enseñar zonas que han pasado desapercibidas hasta ahora". Sandy Reynolds-Wasco añade: "Nos gustó mucho que la película fuera la visión musical de Los Ángeles en mucho tiempo".
De acuerdo con el tono de la película, los decorados pasan de lugares muy actuales a recuerdos de otras épocas. "Es una cualidad propia de la ciudad", explica David Wasco. "Basta con mirar hacia un lado y tener la impresión de estar en el Hollywood de los años cuarenta, y darse la vuelta para regresar a 2016. Damien quería aprovechar la atemporalidad inherente a la ciudad".
Damien Chazelle deseaba impregnar la película con la sensación de eterna búsqueda de la fama. "Los Ángeles es un magnífico personaje cinematográfico porque rebosa de optimismo y sueños rotos", dice Sandy Reynolds-Wasco.
También es un santuario de la historia de la cultura pop, algo que se hace evidente cuando Sebastian y Mia van en coche desde una proyección de Rebelde sin causa en el famoso Cine Rialto, hasta el Observatorio del Parque Griffith, donde transcurre una de las escenas más importantes de Rebelde sin causa. Todos estaban entusiasmados con la posibilidad de rodar en un decorado tan legendario como este, pero el equipo de los Wasco fue más allá al recrear el interior del Planetario como una fantasía art déco para el número musical en el que Sebastian y Mia bailan entre los dioramas.
Para esta escena se molestaron en recuperar el antiguo proyector del Planetario, que ha sido sustituido por otro mucho más moderno. "Encontramos uno y lo alquilamos. Colocamos el viejo proyector en una plataforma giratoria", explica David Wasco. "Fue un decorado de lo más interesante".
El intercambiador entre la autopista 110 y la 115, que domina el centro de la ciudad y donde se rodó el primer número musical, fue un decorado mucho menos cómodo. "No es habitual rodar un número al estilo Busby Berkeley en una autopista de Los Ángeles", susurra David Wasco. "Se nos ocurrió crear una réplica en el aparcamiento del estudio con bastantes coches para que Damien, Mandy y el reparto pudieran ensayar. Posteriormente dispusimos de muy poco tiempo porque la policía de Los Ángeles debía cerrar la autopista para rodar esta escena complicadísima. No sé lo que pasó, pero todo encajó como por arte de magia".
A los Wasco se les ocurrió que Sebastian debía conducir un Buick Riviera descapotable del año 1980, un coche muy reconocible que forma parte del personaje. Rodearon a Sebastian con fotos de célebres músicos de jazz, y colocaron en el piso de Mia una enorme foto de su ídolo, Ingmar Bergman. En toda la película hay referencias reconocibles para los cinéfilos, además de cuadros de pintores como Ed Ruscha y David Hockney, conocidos por explorar la mitología de la ciudad, así como del pintor fauvista francés Raoul Dufy.
Los decorados se hacen aún más inventivos hacia el final de la película, sobre todo en el número bautizado como "Epilogue". "Para ese número, Damien quería entrar en un mundo de fantasía entre Los Ángeles y París construido en el exterior del estudio", dice el diseñador de producción. "Es una escena muy importante, y trabajamos en el decorado casi desde el primer día de preproducción hasta que la rodamos".
Aunque Los Ángeles es muy cinematográfica, se suele rodar en los mismos lugares. Damien Chazelle estaba entusiasmado con los decorados naturales que le ofreció David Wasco: "No conocía muchos de los lugares a los que me llevó. Hace nueve años que vivo en Los Ángeles y una de las cosas que más me gusta de esta ciudad es que siempre se pueden descubrir sitios nuevos".
A pesar de la experiencia profesional de la diseñadora, La ciudad de las estrellas - LA LA LAND era un auténtico reto. "Mia y Sebastian realizan más de cincuenta cambios de vestuario cada uno", dice, "y eso es mucho. Pero la visión de Damien me motivó profundamente, se me ponía la carne de gallina cuando me describía lo que quería, y eso me animó a seguir adelante, a pesar de estar agotada por la falta de sueño".
Mary Zophres y Damien Chazelle se centraron en los colores para comunicar emociones. "El primer día que trabajamos juntos, estudiamos la película escena a escena hablando de los colores", recuerda. "Pensamos que algunas escenas podrían ser más neutras y tener un toque de amarillo, mientras que en otras, los hombres irían de negro y las mujeres, de colores. Siempre buscamos una atemporalidad dentro de la contemporaneidad".
Estudiaron detalladamente películas como Los paraguas de Cherburgo, Melodías de Broadway y En alas de la danza. Sin embargo, el proceso fue lo contrario a la imitación. Los diseños y los colores salen directamente de los mundos habitados por Sebastian y Mia.
"Fue un proceso muy intuitivo", dice la diseñadora. "Utilizamos los colores como hacían los musicales clásicos, pero escogimos tonos que nos gustaban para los personajes. Por ejemplo, había visto a Emma en una alfombra roja con un vestido amarillo canario. No hay muchas mujeres que puedan permitirse llevar ese color, pero ella estaba espléndida, y le propuse a Damien que Mia vistiera de amarillo para el número 'Duet'".
Mary Zophres encontró una musa en Emma Stone: "Es maravilloso vestir a Emma. En algunas ocasiones nos quedábamos atónitos porque es un lienzo estupendo. Mia empieza llevando colores vibrantes, es joven. Poco después madura, se centra en su sueño, y los colores empiezan a ser menos saturados, hasta el punto de que cuando llega su momento en el escenario, va vestida de blanco y negro. Cuando la reencontramos cinco años después sigue siendo la misma, pero mucho más sofisticada".
Entre los numerosos trajes de Mia, algunos tienen un toque retro que encaja con el tono de la película. "Su blusa de camarera sale de una maravillosa toma de Ingrid Bergman en los años cuarenta", explica Mary Zophres. "También me fijé en una prueba que hizo la actriz sueca muy al principio de su carrera en la que llevaba un vestido rosa de tirantes. Mia viste algo parecido que encontramos en una tienda de ropa retro del valle de San Fernando. Es de esos vestidos de hace 50 años, pero que puede llevarse hoy en día".
Para Sebastian, la diseñadora se decantó por la elegancia con un toque de originalidad. Casi toda la ropa de Ryan Gosling se hizo a medida. "No va exactamente a la moda, no viste como la mayoría de hombres que vemos en la calle. Se nota que es un look estudiado con el que se siente cómodo. No es el tipo de hombre que imagino llevando una camiseta. Al contrario, es muy esbelto, su silueta hace pensar en trajes tradicionales, formales", explica Mary Zophres.
Los tonos también tienen importancia en el guardarropa de Sebastian, desde el traje marrón oscuro de la primera escena, pasando por un blazer azul marino, hasta el traje negro cuando sale de gira con The Messengers. También lleva zapatos de dos tonos. "Fueron muy populares en los años cuarenta, pero me pareció que daban un toque extravagante y alegre. Esos zapatos simbolizan a Sebastian porque siente pasión por el pasado, pero vive en el presente. Me encantaría ver a más hombres con zapatos de dos tonos".
Ryan Gosling no esconde su admiración por la diseñadora: "Si existe un monte Rushmore para los diseñadores de vestuario, sé que Mary Zophres está allí", dice. "Es una de las grandes diseñadoras de vestuario actuales, y su ropa me ayudó a estar en los años cuarenta sin abandonar el mundo de hoy".
Para los grandes números musicales, Mary Zophres se centró en la forma, pero también en la funcionalidad. Sus trajes se mueven, giran y se hacen más espectaculares cuanto más ambicioso es el número. "El vestuario de Mary realza la intensa sensibilidad que inunda cada fotograma de la película", dice el productor Marc Platt. "La forma en la que sus trajes se mueven acentúa la belleza de la imagen".
Jordan Horowitz se quedó alucinado ante la perfecta fusión de todos los elementos de este moderno musical: "Los que colaboraron en esta película no solo son apasionados profesionales, también se apasionaron por la visión de Damien". Fred Berger añade: "El resultado es una experiencia visceral perfecta para la gran pantalla, perfecta para pasarlo bien. Los personajes son auténticos, pero también es un espectáculo de principio a fin".
En opinión de Marc Platt, cada uno de los cuidados elementos de La ciudad de las estrellas - LA LA LAND, desde los diálogos, las canciones, las interpretaciones y la fotografía, hasta el más mínimo detalle de los decorados y del vestuario está perfectamente sincronizado para crear algo mucho mayor que la suma de todo lo que compone la película.
"La ciudad de las estrellas - LA LA LAND es una experiencia cinematográfica en sí misma, grandiosa e íntima a la vez, alegre y melancólica. Hay danza y canto. Y describe el amor y la ciudad de Los Ángeles como nunca se ha hecho antes. Incluso puede llevar al espectador a sentir una sensación diferente de la acostumbrada en una sala de cine", concluye el productor.
Damien Chazelle espera que la película evoque pasión, ya que fue el sentimiento que sostuvo la complicada creación: "La ciudad de las estrellas - LA LA LAND gira en torno a la pasión, pasión por el arte, por el amor. La misma pasión con la que escribimos el guion, compusimos la música, hicimos la película y la presentamos ahora".
LA LA LAND es la película musical más esperada de los ultimo años y su estreno en cines tendrá lugar el próximo 13 de enero. La película no ha parado de recibir elogios allí donde se ha presentado, tanto de la critica especializada como del publico que el festival de Toronto la reconocio como la mejor pelicula del festival.
La historia empieza como todo en Los Ángeles: en la autopista. Aquí es donde Sebastian conoce a Mia, gracias a un desdeñoso claxon en medio de un atasco que refleja a la perfección el estancamiento de sus respectivas vidas. Los dos están centrados en las esperanzas habituales que ofrece la ciudad. Sebastian intenta convencer a la gente en pleno siglo XXI de que les guste el jazz tradicional y Mia solo quiere acabar por una vez una prueba de casting sin que la interrumpan con un "gracias por venir". Ninguno de los dos piensa que su inesperado encuentro les llevará por un camino que jamás habrían podido recorrer solos.
Los dos protagonistas dan un gran salto el uno hacia el otro y hacia sus mayores sueños artísticos, creando el mundo mágico de La ciudad de las estrellas - LA LA LAND, que a través de la iluminación, el color, el sonido, la música y las letras nos transporta al éxtasis de la felicidad que todos buscamos... y al dolor de las pasiones que nunca se olvidan.
"Quería hacer una película acerca de dos soñadores, dos personas impulsadas por unos sueños tremendos, sueños que les unirán y que también los separarán", dice Damien Chazelle. "La ciudad de las estrellas - LA LA LAND es muy diferente de 'Whiplash'", sigue diciendo el director, "pero las dos películas tratan un tema que me interesa mucho personalmente: la manera de equilibrar la vida personal con el arte, los sueños con la realidad y, más específicamente, cómo equilibra el artista sus relaciones con el arte y otras personas. En esta ocasión he querido contarlo a través de la música, de canciones, de bailes. Creo que el género musical es un gran vehículo para expresar el juego de malabarismos que representan los sueños y la realidad".
Aunque los componentes de la película sean atemporales, el productor Marc Platt, un experto del género musical en cine y en teatro, recalca que el enfoque es totalmente innovador. Se unió a otros dos productores, Fred Berger y Jordan Horowitz, para desarrollar el proyecto con Damien Chazelle desde un principio. "Damien ha infundido nueva vida al género apoyándose en los elementos clásicos e incorporándolos a la vida contemporánea de Los Ángeles", dice Marc Platt. "Ha trasladado los cimientos de las grandes películas de antes a una historia para las nuevas generaciones".
Para conseguir un híbrido de ideas innovadoras con formas clásicas, Damien Chazelle se rodeó de un grupo de colaboradores que ayudó con sus ideas. Además de los productores Fred Berger, Jordan Horowitz y Marc Platt, contó con el apoyo del compositor Justin Hurwitz, con el que ya empezó una asociación creativa en las películas 'Whiplash' y 'Guy and Madeline on a Park Bench', y entre ambos crearon un universo musical totalmente nuevo; los letristas Benj Pasek y Justin Paul, especializados en musicales de Broadway nominados a los Tony y a los Emmy, y a los que suele llamarse los Rogers y Hammerstein del siglo XXI; el productor ejecutivo musical Marius de Vries, que se ocupó de la dirección musical de 'Moulin Rouge' y compuso la música de 'Romeo y Julieta' de William Shakespeare, ambas de Baz Luhrmann, y la coreógrafa Mandy Moore, que ha acercado la danza contemporánea al gran público a través del programa "So You Think You Can Dance" y ahora ha tenido la ocasión de demostrar su talento creando por primera vez números para la gran pantalla.
El músico Justin Hurwitz dice que Damien Chazelle y él compartían la intención de proporcionar un idioma contemporáneo - musical, visual y emocional - a un género que tiende a despertar la nostalgia. "No debíamos limitarnos solo a hacer un musical, sino un musical sobre la realidad del amor y los sueños en Los Ángeles de hoy en día. Eso es lo que nos dio más energía", explica. "Los musicales siempre son muy exagerados; es algo que nos encanta, pero también nos gustaba la idea de captar una sensación real de la vida actual dentro de ese mundo intensificado".
Mandy Moore considera que La ciudad de las estrellas - LA LA LAND tiene un lugar propio entre la realidad actual y la atemporalidad: "La película muestra la relevancia cultural de la maravillosa fusión entre música, movimiento, interpretación, canto y narración".
Dentro del mundo de La ciudad de las estrellas - LA LA LAND
Todo empezó como un sueño loco. Damien Chazelle quería hacer una película que canalizara la magia y la energía de los mejores dramas románticos musicales franceses y estadounidenses de la era dorada... y trasladarlas a la época más complicada e insensible en la que vivimos.Por mucho que haya cambiado nuestro mundo en los últimos cincuenta años, ¿somos realmente menos proclives a dejarnos llevar por los caprichos de los encuentros inesperados, las oportunidades perdidas, los sueños hechos realidad, el amor puro y desmedido o a que la presión del mundo cambie nuestras intenciones más puras? Damien Chazelle se planteó la posibilidad de contar una historia a través del canto y la danza para ofrecer al público un bonito y creíble cuento de hadas en un mundo donde las películas son cada vez más oscuras y digitalizadas.
"Quería que La ciudad de las estrellas - LA LA LAND fuese una historia de amor y también un musical como los que me cautivaban de niño, pero puesto al día, moderno. Me interesaba explorar el uso del color, de los decorados, del vestuario, todos los elementos expresivos de la vieja escuela cinematográfica para contar una historia actual".
El productor Marc Platt añade: "La estética de la película es muy moderna. El movimiento de la cámara fluye constantemente para que el espectador esté al lado de los actores, pero al mismo tiempo la historia nos lleva a la gran época de Hollywood".
La estética de la película surge del amor que el director siente desde muy joven por el cine, pero el largometraje nació en una cafetería durante una reunión con dos productores, Fred Berger, que empezó trabajando con Sofia Coppola y que produjo la premiada El regreso de un soldado, así como el próximo estreno de ciencia-ficción The Titan, y Jordan Horowitz, conocido por el nada tradicional drama familiar Los chicos están bien, nominado a un Oscar. Fue entonces cuando Damien Chazelle les habló de una película musical romántica con Los Ángeles de telón de fondo. Ninguno de los dos productores sabía cómo podía hacerse, pero la idea les intrigó.
"Cuando le conocimos, Damien nos dejó atónitos por su saber cinematográfico, a pesar de que solo había hecho una pequeña película en la universidad. Pero lo mejor ha sido ver a aquel chico tímido transformarse en un prometedor cineasta que ha hecho realidad lo que nos propuso el primer día que tomamos un café juntos", dice Fred Berger.
El productor cuenta cómo les vendió la idea el realizador: "Fue una presentación totalmente diferente y muy atrevida. Creímos que tal como está la industria ahora, era muy posible que jamás se rodara, y decidimos que valía la pena dedicarle unos años y conseguirlo. Damien quería revolucionar el típico género musical romántico y convertirlo en algo fresco y visceral. Dado su conocimiento enciclopédico sobre producción cinematográfica, nos pareció que si había alguien capaz de hacer esta película, era él".
"La energía y la creatividad de Damien son contagiosas. Cuando nos describió lo que quería hacer, no dudamos en unirnos al viaje, por mucho esfuerzo que requiriese", explica Jordan Horowitz. "Nuestra misión era encontrar la mejor manera de ayudarle a contar la historia. El concepto nos conquistó de inmediato, pero tardamos mucho en desarrollar el guión, los personajes y las canciones".
Los dos productores eran conscientes del inmenso reto que representaba el proyecto. "Tiramos la prudencia por la borda", dice Jordan Horowitz. "Nos inclinamos por seguir un proceso más orgánico porque no nos impusimos una fecha límite. Nos bastó con saber que encontraríamos la forma de rodar la película".
En cuanto a influencias más clásicas, Damien Chazelle reconoce que una de sus grandes inspiraciones son las películas de Jacques Demy, que se atrevió a romper los moldes de los años sesenta con deliciosos musicales de tonos pasteles como Los paraguas de Cherburgo, Las señoritas de Rochefort y Una habitación en la ciudad. "Es muy probable que Demy sea mi mayor influencia, no solo en esta película, sino en todo lo que he hecho y he querido hacer hasta la fecha", reconoce el realizador. "Ninguna otra película me ha enseñado tanto como Los paraguas de Cherburgo; es mi amor más profundo".
Damien Chazelle decidió mezclar algunos de los elementos que más le gustan del género musical de los años cuarenta, cincuenta y sesenta, la omnipresente música, los sorprendentes colores, la energía de los personajes, con otro gran amor suyo: la ciudad de Los Ángeles, que ocupa un lugar tan importante en la película como los dos protagonistas. Los Ángeles ha interpretado muchos papeles en la historia del cine y ha sido cosas muy diferentes, desde peligrosa y lúgubre, a paraíso surfero con bikinis, pasando por un nido de ambiciones. Pero el realizador decidió que exploraría Los Ángeles como una musa, como un lienzo en movimiento de encuentros inesperados, eterno tráfico y lugar donde todos corren detrás de sus sueños.
"La ciudad de las estrellas - LA LA LAND transcurre en una ciudad épica, una ciudad de pantalla panorámica", añade el director. "Por eso pensé que debíamos rodar en panorámico, para que fuera tan espectacular como un musical clásico de Hollywood".
La primera escena de la película tiene lugar en un atasco en la autopista por una razón muy concreta. "En Los Ángeles, la mayoría de coches van ocupados por una o dos personas", dice el director. "Por eso uno se siente solo en la ciudad, entre otras cosas. Pero también muestra que es un refugio para los soñadores. Cuando uno está en el coche, ¿qué hace? Pone música o sueña. Cada soñador tiene un sueño, cada persona vive su propia canción. Estás en tu burbuja, en tu musical. Es el sitio perfecto para que dos soñadores como Sebastian y Mia se conozcan. Las radios de los coches crean un fondo musical, y todos los que están en la autopista se unen poco a poco al momento".
Damien Chazelle también considera Los Ángeles como una ciudad de anhelos, mostrando los pequeños clubes de jazz, las melancólicas salas de espera antes de las pruebas, los apartamentos de paso, las cafeterías de los grandes estudios donde se cruzan los famosos y los que aspiran a serlo, pero también plasma la otra cara de la metrópoli con sus fiestas, planetarios e incluso aparcamientos que pueden convertirse en un paisaje onírico sostenido por la música.
"La ciudad de las estrellas - LA LA LAND es una carta de amor a la ciudad", dice el productor Marc Platt. "La película fusiona de forma única a dos personas que llevan una vida totalmente moderna y actual con lugares icónicos del viejo Hollywood. Las sensación es de fantasía romántica y, a la vez, de absoluta realidad".
El director había estudiado el concepto a fondo, pero un musical a gran escala no parecía ser el paso lógico para alguien con solo dos películas en su haber. Se dio a conocer con Whiplash, estrenada en 2014, que cuenta la historia de un joven batería de jazz y de su implacable profesor. La película asombró gracias al ritmo hipnótico con el que se explora la obsesión, los abusos y la búsqueda de la grandeza. Fue nominada a cinco Oscar, Mejor Película entre ellos, y ganó tres.
Antes de Whiplash había experimentado con el género musical en su primera película, Guy and Madeline on a Park Bench, un romance en blanco y negro contado con canciones y bailes, realizada en 2009 como proyecto de fin de carrera en la Universidad de Harvard, con un presupuesto mínimo. "Empecé tarde a interesarme por los musicales, casi cuando terminaba el instituto, al mismo tiempo que descubrí el cine vanguardista", explica Damien Chazelle. "El cine de los años treinta era muy experimental y fue así como empecé a ver las películas de 'Fred y Ginger'".
Su primera película dejó claro que el director tenía talento e ideas innovadoras. "Guy and Madeline fue mi primer intento y solo rascó la superficie de lo que me apetecía hacer con el género", explica. "Seguí escribiendo guiones para ver cómo podía desarrollar una idea mayor para un musical partiendo de los mismos principios; es decir, un musical anclado en la realidad, pero en la espectacular tradición del Cinemascope y del Technicolor de los años cincuenta".
Este empeño le llevó a La ciudad de las estrellas - LA LA LAND, aunque el recorrido no fue lineal, ni mucho menos. Damien Chazelle había empezado a trabajar en la historia con el compositor Justin Hurwitz, al que conoció estudiando en Harvard antes de su colaboración profesional en Guy and Madeline on a Park Bench y Whiplash.
Parece ser que el compositor y el director siempre se han comunicado mediante ritmos y melodías. "Nuestra relación gira en torno a la música", dice Justin Hurwitz, "y películas que consideramos importantes, como Los paraguas de Cherburgo o Cantando bajo la lluvia".
"Justin y yo hablamos el mismo idioma", recalca el realizador. "Compuso la música de Whiplash, y ahora de La ciudad de las estrellas - LA LA LAND, y espero que se ocupe de la música de todas mis futuras películas".
El músico siente mucho cariño por Sebastian y Mia, dos soñadores modernos que reúnen sus dos pasiones, la música y el cine. Cree que la enorme atracción que sienten los protagonistas el uno por el otro y, al mismo tiempo, su creciente alejamiento debido a sus diferentes intereses artísticos son los motores de todos los elementos creativos de la película, incluso de la partitura.
"Es una película muy romántica a la que acompaña una sensación melancólica", explica Justin Hurwitz. "Está la euforia del amor, pero también el desgarro de la separación, y ha sido necesario tejer todos esos matices en la partitura".
La sinergia creativa entre Damien Chazelle y Justin Hurwitz se hizo patente desde el principio. "Justin ha estado conmigo en cada paso del proceso", dice el realizador. "Antes de que empezara a escribir los diálogos, cuando aún estábamos en la etapa de construir la historia, Justin ya había empezado a buscar temas musicales para la película. Durante el montaje, yo estaba en una sala, y él trabajaba al otro lado del pasillo".
El productor Fred Berger añade: "Justin ha sido un miembro crucial de nuestra familia cinematográfica desde el primer momento. Una de las cosas que más me gustó fue ver que componía la música a medida que desarrollábamos la película. Justin y Damien se conocen desde que tenían 18 años y trabajan como si fueran hermanos, alentándose mutuamente. Justin vive y respira por la música. Para él, la calidad merece cualquier sacrificio. Mandó cientos de demos de piano a Damien, que se quedó con unas veinte. Jordan y yo lo redujimos aún más, y las canciones se desarrollaron a partir de estos pequeños hilos, un poco como se desarrolla un guión".
El productor Marc Platt concuerda con Fred Berger: "Justin Hurwitz tiene un talento muy especial, es un hombre tranquilo con un alma de verdad que invade su música. Le pedimos melodías que reuniesen diversos sentimientos actuales, pero que dieran la sensación del mundo atemporal del jazz. Ha compuesto cada una de las notas que se oyen en la película, es una voz musical que acompaña a la perfección el estilo de Damien, además de aportar algo suyo".
El productor ejecutivo musical Marius de Vries, que trabajó con el compositor y el resto del equipo creativo desde el principio de la preproducción, añade: "Fue increíble contar con un entramado tan rico y orgánicamente coherente, en el que incluyo el meticuloso trabajo de Damien y las preciosas melodías y sofisticadas orquestaciones de Justin desde el primer momento de la preproducción musical. La ciudad de las estrellas - LA LA LAND tuvo un estilo propio desde sus inicios. Sabíamos en qué mundo sonoro nos movíamos, lo que nos facilitó el camino para protegerlo y apoyarlo".
El éxito de Whiplash demostró que Damien Chazelle tiene mucho talento, lo que hizo aumentar el interés por La ciudad de las estrellas - LA LA LAND. El realizador presentó el proyecto a Lionsgate, que apoyó la idea de hacer la película tal como se había concebido desde un principio. "Nos dejaron hacer la película exactamente como la imaginamos Justin y yo en 2006", dice el director. "La película que hemos rodado es tal como la concebimos entonces. Reconozco que todos creíamos que deberíamos hacer alguna concesión, ¿desde cuándo la vida concuerda con los sueños? Pero en este sentido, el sueño se ha hecho realidad".
Marc Platt, que empezó produciendo obras de teatro antes de dedicarse a musicales cinematográficos tan famosos como Into the Woods y Nine, se unió al proyecto.
El productor reconoce que no pudo resistir la tentación de trabajar con Damien Chazelle: "Soy un gran admirador del género musical, pero también admiro a los jóvenes cineastas que tienen algo que decir y lo dicen de una forma diferente. Me atrajo la visión de Damien, su deseo de dar vida al pasado a través del presente. Estaba dispuesto a rodar secuencias como se hacía antes, sin cortes. Le interesaba la rica paleta del realizador Jacques Demy, así como la coreografía de Jerome Robbins y Bob Fosse. Pero la gran fuerza del guión proviene del realismo emocional de dos personajes tan encantadores como modernos".
Dicho eso, el productor sabe lo difícil que es sacar adelante una producción musical en la industria actual. "En un musical hay muchas más variables que en un drama", explica. "En primer lugar está la música, la melodía, las letras, la orquestación y los arreglos. Luego, los actores deben aprenderse las canciones y los números de baile. A esto debemos añadir los elementos visuales, el diseño artístico, el vestuario, el movimiento de la cámara, la iluminación, para crear un mundo no del todo real que tiene que ver con el real. La pregunta que nos planteamos fue la siguiente: ¿Seríamos capaces de unificar lo anterior en un solo estilo contemporáneo?"
Parte de la respuesta dependía de la pareja protagonista. "Queríamos seguir el antiguo modelo hollywoodiense de una pareja icónica que ya se ha visto en la gran pantalla. Antes estaban Fred y Ginger, Humphrey Bogart y Lauren Bacall, Myrna Loy y Dick Powell, parejas conocidas que interpretaban a personajes diferentes, pero cuya personalidad salía de la pantalla. Es algo que me parece tremendamente romántico, y creo que Ryan Gosling y Emma Stone son el mejor ejemplo contemporáneo de este tipo de pareja cinematográfica. También estaba convencido de que podrían sorprender e ir más allá de las expectativas del público. La película elimina parte del brillo y del lustre que solemos asociar a Ryan y a Emma cuando están juntos".
No cabe duda de que La ciudad de las estrellas - LA LA LAND es un apasionante romance, pero también muestra que estamos dispuestos a sacrificar mucho con tal de alcanzar nuestros sueños. "Es irónico; para que se cumplan los sueños de Mia y de Sebastian, deberán separarse", explica Damien Chazelle. "Me conmueve la idea de que se pueda conocer a alguien que te ayude a transformarte y te guíe hacia el camino que te permitirá ser la persona que siempre has querido, pero que al final debas recorrer el camino solo. Esa relación probablemente moldee el resto de tu vida, pero no durará el resto de tu vida. Me parece algo maravilloso, desgarrador y extraño. Quería que el alma de la película fuese exactamente eso".
Ryan Gosling / La historia de Seb
Sebastian, un pianista de jazz, casi descarta al gran amor de su vida cuando se cruza con él. Sus convicciones musicales son muy claras, no está dispuesto a cambiar por nadie ni por nada y cree que Mia nunca comprenderá la seriedad de sus sueños, pero no es así.Este papel quizá sea el más inaudito hasta la fecha para Ryan Gosling, nominado a los Oscar. Desde Half Nelson, la película que le catapultó a la fama, seguida por Lars y una chica de verdad, Los idus de marzo, Blue Valentine, Drive y La gran apuesta, ha demostrado su capacidad interpretando las más diversas emociones. Pero ¿tendría el encanto especial requerido para protagonizar un musical?
Los productores y el realizador estaban absolutamente convencidos de que era el actor que buscaban. Marc Platt había trabajado con el actor en Drive y sabía que le quedaban aún muchas facetas por desvelar. "Ryan tiene algo especial", dice. "Ante todo es un actor maravilloso que puede hacer cualquier papel dramático, cómico, violento o dulce, cantar, tocar el piano o bailar. Además, Ryan posee una atemporalidad que encajaba con el personaje. El actor debía someterse a una preparación larga e intensa, y sabía que Ryan era nuestro hombre".
El productor Fred Berger piensa que Ryan Gosling entendió inmediatamente a su personaje y lo que le impulsaba, y también al personaje de Mia. "Ryan interpreta a Sebastian como a un hombre decidido", explica. "Por eso se empeña en quedarse en Los Ángeles y está convencido de que conseguirá ser un músico famoso sin cambiar sus ideales. Su testarudez no se debe al ego ni al orgullo, sino a una auténtica pasión, a un verdadero convencimiento que Ryan ha infundido maravillosamente al personaje".
No sabían que Ryan Gosling también es un fan de los musicales. "Me intrigó mucho que Damien quisiera hacer una película al estilo de Fred y Ginger, o de Gene Kelly. Son los musicales que me gustan. Me pareció fantástico que quisiera incluir la estética y el espíritu de la época, porque siempre había soñado con trabajar en una película así".
También se sintió atraído por un personaje que ama y cree profundamente en un estilo musical que parece estar a punto de desaparecer, apartado por una siempre cambiante cultura pop carente de compasión.
"Sebastian ha dedicado su vida a ser pianista de jazz, pero empieza a pensar que el mundo en el que vive le dice que eso se acabó. Sus héroes nacieron hace setenta años", dice Ryan Gosling. "Hoy en día, un gran pianista de jazz está condenado a tocar en bares donde la gente ni siquiera deja de hablar para escucharle. ¿Hasta qué punto puede aguantar a cambio de la fama?"
La frontera entre la dedicación real y la irrelevancia es muy delgada. "Creo que Sebastian se debate entre ser un purista o un esnob", explica el actor. "Al final deberá enfrentarse a la misma pregunta que otras muchas personas creativas: ¿Sigo haciendo lo que me alimenta espiritualmente o acepto que se trata de un trabajo para pagar las facturas?"
Pero todo cambia cuando Sebastian conoce a Mia. Casi inmediatamente se da cuenta de que el destino de la joven es más prometedor que el suyo, y quiere ayudarla. "Le es más fácil sumarse al sueño de Mia que al suyo", sigue diciendo Ryan Gosling. "Piensa que Mia debe crear sus propias oportunidades y dejar de esperar que le den permiso para hacer lo que más le gusta".
A pesar de entender el personaje, Ryan Gosling sabía que le esperaban meses de lecciones de música y de baile.
El compositor Justin Hurwitz se quedó impresionado por la dedicación del actor. "El esfuerzo que supone aprender a tocar el piano como hizo Ryan es de locos, todavía no me lo creo", dice. "A eso hay que añadir el sacrificio que supone bailar y cantar. Para mí fue una de las grandes sorpresas de la película; es un actor espectacular".
El productor ejecutivo musical Marius de Vries lo confirma: "Nunca había visto nada parecido".
"De hecho, no hay un solo primer plano en toda la película realizado por un doble de manos. Siempre son las manos de Ryan", añade Damien Chazelle. "Solo un actor con la ética profesional de Ryan podía convertirse en intérprete musical para la película".
El conocido músico John Legend, que también forma parte del reparto, habla de los progresos de Ryan Gosling: "Empecé a sentir celos. Ryan tocaba muy bien y hacía pocos meses que ensayaba. Me parecía asombroso".
En parte, el actor se lanzó de cabeza porque representaba hacer realidad otro de sus sueños: "Siempre había deseado tener tiempo para aprender a tocar el piano, y ahora me brindaban la oportunidad de pasar tres meses delante de uno. No iba a dejarla pasar. Fue de los períodos de preproducción más satisfactorios que he vivido hasta ahora".
Si el actor no estaba en clase de piano, ensayaba con Emma Stone y Mandy Moore. "En cuanto empezamos, supe que Ryan tenía talento", dice la coreógrafa. A pesar de su coordinación, se exige mucho. Siempre cree que puede mejorar. Su progresión era impresionante. Para mí, la mejor forma de describirlo es decir que Ryan se deja 'manejar' en lo que hace, y poco a poco va refinando los movimientos a su manera. Una vez que controlaba los movimientos, estaba preparado para hacer algo maravilloso".
Emma Stone, que ya había trabajado con el actor en la taquillera comedia Crazy, Stupid, Love y en la cinta de acción Gangster Squad: Brigada de élite, no tuvo ningún problema para adaptarse a la divertida, carismática y desgarrada personalidad que creó Ryan Gosling para Sebastian. "Ryan aportó mucho al papel", dice la actriz, "aprendió a tocar el piano de maravilla y ha sido una genial pareja de baile. Pero lo que más me sorprendió fue descubrir lo cómico que puede llegar a ser. Siempre he sabido que Ryan es gracioso, pero en esta película actúa como un cómico nato. Con Sebastian no se ha dejado nada en el tintero".
Emma Stone / El objetivo de Mia
La aspirante a actriz Mia parece estar atrapada en un círculo cerrado que va desde su trabajo como camarera a eternas pruebas infructuosas, donde siempre se encuentra con el mismo pianista que consigue estropearlo todo.Mia está interpretada por Emma Stone, nominada a los Oscar, a la que hemos visto en películas tan diversas como Supersalidos, Rumores y mentiras, Criadas y señoras y Birdman o (La inesperada virtud de la ignorancia). La actriz se enfrentó a un verdadero reto al encarnar a un personaje con objetivos y sentimientos muy reales, pero que entra de lleno en una fantasía musical en un abrir y cerrar de ojos. Emma Stone no solo es una actriz que ha explorado complicados papeles dramáticos, también es una veterana de Broadway que acaba de encarnar a Sally Bowles en "Cabaret".
"Su nivel de interpretación en los números musicales y la forma en la que expresa los matices emocionales es absolutamente impresionante", dice Damien Chazelle. "Creo que es una de las grandes actrices de la época. Lo comunica todo a través de la expresión, los gestos, el lenguaje corporal, no necesita diálogos. Es lo que buscaba; contar una historia, presentar a los personajes a través de la música, del baile, y Emma lo ha conseguido al mismo tiempo que ha creado una mujer real, de carne y hueso".
Ryan Gosling estaba encantado de volver a trabajar con la actriz. "No hay nadie como Emma, es única, transmite sus cualidades a Mia. Todos nos encariñamos con Mia y la apoyamos porque es una chica que se esfuerza en la ciudad de Los Ángeles, que busca una oportunidad. Se nota que es especial. Pero también se nota que Mia es diferente y que quizá no encaja exactamente con lo que busca la industria, interesada más bien en personas intercambiables. Y Mia no lo es".
El actor añade: "Aparte de eso, baila a las mil maravillas. Me apoyé mucho en ella. Lo digo en el sentido literal de la palabra".
Los productores sabían que Emma Stone facilitaría la identificación con un personaje que vive en un mundo muy especial. "Emma da realismo a la película", dice Jordan Horowitz. "Comunica la sensación de superestrella sin perder autenticidad ni su faceta humana. Es facilísimo enamorarse de ella y ver dentro de sus emociones. Todo esto era muy importante para el personaje de Mia, dado lo que le ocurre".
"No todo el mundo sueña con ser actriz, pero el modo en que Emma interpreta a Mia va mucho más allá", añade el productor Marc Platt. "De pronto, los sueños de Mia pueden ser los de cualquiera otra persona. Emma es muy eficaz comunicando estos sentimientos".
Emma Stone fusionó el complejo mundo interior de su personaje con secuencias de baile en las que parece moverse en el aire. "Emma da la impresión de bailar sin esfuerzo, de forma natural, pero sabemos el esfuerzo que supuso para ella conseguirlo", explica Jordan Horowitz. "Consigue que el personaje parezca hecho a medida para ella".
La coreógrafa Mandy Moore fue testigo de la total entrega de Emma Stone: "Emma tiene algo especial, y no solo se nota en cómo habla, sino en cómo se mueve. Es de esas personas que se zambulle en un proyecto con todo su ser, y mejoraba con cada ensayo. Fue asombroso observar cómo se convertía en una auténtica bailarina".
Muy al principio, la actriz se reunió con Damien Chazelle, que le explicó algunas de sus ideas para los números musicales. "Me conquistó de inmediato", reconoce Emma Stone. "Enseguida me sedujo la idea de contar la historia de dos artistas de hoy en día luchando en Los Ángeles al estilo de los musicales de los años cincuenta".
También entendió el deseo de Mia de conocer algo fuera de lo común. "Es posible que Mia se sienta impulsada por algo que no entiende del todo", explica la actriz. "Quiere ser una artista en una ciudad donde muchas otras chicas que se le parecen también quieren serlo. Siente que tiene algo especial, pero no está segura de qué. No fue difícil para mí identificarme con ella, pero sobre todo me apetecía y entusiasmaba llevar al personaje a un mundo musical donde se podía bailar por la calle o ponerse a cantar en cualquier momento. Era un maravilloso reto".
A pesar de tener experiencia en musicales en los escenarios, la actriz también pasó varios meses preparando el papel. "Nos preparamos a fondo con Mandy Moore y ensayamos cada día durante dos meses", recuerda. "Lo pasé realmente bien. Había ido a clases de baile antes, pero en esta ocasión aprendí claqué, jazz y baile de salón, un lenguaje totalmente nuevo para mí".
Añade que tampoco se trataba de alcanzar la perfección: "Nuestros personajes son artistas que intentan darse a conocer, nunca se nos pidió que fuéramos cantantes y bailarines brillantes. Más aún, Damien quería que la relación de los dos personajes fuera palpable, sensual incluso, a pesar de formar parte de unos números musicales absolutamente increíbles. Por eso se aplaudía algún que otro fallo".
En cuanto al romance entre los dos protagonistas, Emma Stone dice: "Me parece que Mia y Sebastian se inspiran mutuamente para hacer las cosas de otra manera. Cuando se conocen, los dos están estancados, pero lo realmente maravilloso es que Sebastian le sugiere a Mia que cree historias suyas para contarlas en las pruebas. Es fantástico para Mia porque había olvidado que podía hacerlo. A la vez, Mia planta la idea en la mente de Sebastian de que explore caminos nuevos. Su encuentro sirve para abrir mundos que llevaban dentro, pero a los que nunca se habían atrevido a acceder".
Damien Chazelle dice que la pareja Gosling-Stone es química pura: "Emma y Ryan tienen un lenguaje particular, y no me refiero a solo en persona, sino en la pantalla también. Hacen algo muy difícil en esta película, convierten en real un género totalmente irreal. Solo actores del calibre de Ryan y de Emma consiguen que una historia así encaje en vidas reales. Muy pocos intérpretes dan la impresión de ser estrellas mientras se mantienen en la historia narrada". Y acaba diciendo: "La película necesitaba comunicar alegría. Debía ser brillante, efervescente cuando los dos protagonistas están juntos, burbujeante como el champán".
El primer papel importante de John Legend
John Legend, premiado por los Oscar y los Grammy, se unió al reparto de La ciudad de las estrellas - LA LA LAND para encarnar a Keith, el músico que convence a Sebastian de que se una a The Messengers, una banda en auge, apartándole de Mia. John Legend también coescribió la canción "Start a Fire", que catapulta a The Messengers a la fama en la película.El productor Fred Berger reconoce que, al principio, la idea de incluir a John Legend en el reparto solo era una fantasía. "Esta película siempre fue parte del mundo de los sueños", explica, "así que fantaseamos con quién nos gustaría para el papel, pero acabó siendo verdad. Bastaba con imaginar los compromisos que tenía John para saber que era muy complicado. Y no fue así, aceptó y se metió de cabeza en la historia con auténtica pasión. Encajó con el ambiente de la película porque es la persona más simpática, más sencilla y más trabajadora del mundo".
"Desde el punto de vista de la música, estábamos convencidos de que sería asombroso", añade Fred Berger. "En cuanto a la interpretación, iba a compartir muchas escenas con Ryan, pero su talento natural nos dejó atónitos. Creo que a partir de ahora no solo le veremos en los escenarios, sino también en la gran pantalla".
El cantante estaba deseando probar algo nuevo. "Me pareció una gran oportunidad para trabajar más como actor, sobre todo en un papel que hago habitualmente, tocar y cantar", dice. "Me atrajo la idea de encarnar a un músico en una película de un director de talento y con actores tan fantásticos".
También le fascinó el conflicto entre Keith y Sebastian. "Ambos tienen mucho talento y aman profundamente el jazz", explica John Legend, "pero no están de acuerdo. Keith piensa que no vale la pena intentar salvar algo que nació hace 50 años, que es mejor usar lo que sabemos y adaptarlo al momento actual. Sebastian quiere ser fiel a la tradición, pero Keith espera convencerle para que use su increíble talento en la dirección que él desea, sin tener que enfrentarse a los aspectos más complicados del pianista".
John Legend reconoce que estaba entusiasmado con la idea de trabajar mano a mano con Ryan Gosling. "Ryan es uno de los mejores actores del momento, así que me presenté en el plató con total humildad. Me apoyó muchísimo, me animó y me sentí capacitado para hacerlo".
La composición de la canción "Start A Fire" ayudó al cantante a entender aún más a los personajes. "Lo mejor fue ver cómo se transforma la canción a medida que Keith y Sebastian entienden qué tipo de música quieren hacer juntos", dice John Legend. "Es cuando Sebastian debe decidir hasta cuándo quiere seguir con el 'pop', hasta qué punto está decidido a alejarse de la música que tanto ama".
Fue una canción reveladora para Ryan Gosling. "A John le resultó muy complicado adaptar un estilo tan contemporáneo como el suyo. El sonido y la energía de la canción habrían podido colisionar de lleno con el tipo de música de la película", explica el actor. "En vez de eso, John hizo un tema tan bueno que complica aún más el dilema de mi personaje".
Un grupo de entusiastas actores apoya a John Legend y a los dos protagonistas, entre ellos destacaremos a Sonoya Mizuno (Ex Machina), Jessica Rother (Parallels), Callie Hernandez (Blair Witch), Finn Wittrock (Invencible), Rosemarie DeWiit (La boda de Rachel) y el oscarizado J.K. Simmons en el papel del jefe de Sebastian.
El corazón de la ciudad de las estrellas:
Letras y melodías
En el centro de La ciudad de las estrellas - LA LA LAND están las canciones originales que atraviesan la historia como lo harían normalmente los monólogos, los diálogos y las conversaciones. Para escribir las letras que encajaran con las composiciones, Justin Hurwitz y Damien Chazelle recurrieron a los letristas Benj Pasek y Justin Paul, que tienen en su haber producciones del calibre de "Dear Evan Hansen", "Historias de Navidad", "Dogfight", "James y el melocotón gigante" y "Edge". Hasta entonces no habían tenido la oportunidad de crear un libreto para la gran pantalla.Después de reunirse para comer una pizza con el director y el compositor durante un viaje a Los Ángeles, los dos letristas estaban más que dispuestos a participar en el proyecto. "La energía de Damien y de Justin era tremenda, y nos gustó la idea rendir un homenaje a los musicales clásicos del cine sin dejar de crear algo relevante para nuestra época", dice Justin Paul.
"Muy poca gente hace películas musicales hoy en día", añade Benj Pasek, "y es algo que siempre nos había atraído". El destino también ayudó. Al regresar al piso del amigo donde se quedaban, los letristas se encontraron de nuevo con Justin Hurwitz y Damien Chazelle. Daba la casualidad de que el compositor vivía en el mismo edificio y les preguntó si les estaban siguiendo.
Nadie seguía a nadie, pero las cuatro mentes no tardaron en sincronizarse. Al igual que Damien Chazelle, los letristas se sintieron atraídos por el reto que representaba definir la borrosa frontera entre la realidad y la fantasía romántica. "Había que buscar un equilibrio. Queríamos mostrar lo duro que es intentar sobresalir en Los Ángeles, y también la alegría de dos personas que por fin tienen la oportunidad de vivir un sueño", explica Justin Paul. "No fue tarea fácil. Hubo muchas versiones acompañadas de muchas llamadas para encargar comida".
Otro reto era fusionar los personajes de Sebastian y de Mia con las canciones. "Sebastian es contracultural y poco convencional; fue un desafío interesante encontrar la letra adecuada·", explica Justin Paul. "Mia se lo toma más en serio". Pero todo resultó más fácil en cuanto supieron que Ryan Gosling y Emma Stone eran los protagonistas. "Emma y Ryan añaden magia y profundidad, hay química entre ellos, son una inspiración", añade Benj Pasek.
La música de Justin Hurwitz también les impulsó. "Es totalmente inesperada por ser tan melódica. En ningún momento resulta anticuada, al contrario, pero tampoco pertenece a 2016, está en un punto intermedio. La mejor música siempre es así. Nos esforzamos en estar a la altura", dice Justin Paul.
Ryan Gosling, hablando de las canciones, dice: "Ensayé esas canciones cuatro horas diarias durante tres meses. Lógicamente, es de suponer que no quiera volver a oírlas nunca", dice, riendo. "Pero vuelvo a escucharlas y siguen conmoviéndome, son realmente maravillosas. La partitura no podía ser mejor".
Dos de los temas, "Audition" y "City of Stars", interpretados por Emma Stone, se grabaron en directo en el plató para que los actores estuvieran totalmente metidos en el momento. "Fue difícil, pero estaba empeñada", explica la actriz. "Acababa de actuar en "Cabaret", en Broadway, y sabía que el directo es algo más. Incluso si no llegas a la nota más alta o desentonas un poco, la interpretación es mucho más poderosa".
Bailando en el cielo:
La coreografía de Mandy Moore
Las canciones de La ciudad de las estrellas - LA LA LAND dieron pie a increíbles números de baile que aparecen de manera natural a lo largo de la historia. Damien Chazelle siempre imaginó números musicales tan ingeniosos, imaginativos y libres como los que se veían en los musicales de los cincuenta, pero con una energía y un ritmo adecuados para un público acostumbrado a los iPhones y a YouTube.Para conseguirlo, trabajó con la coreógrafa Mandy Moore, ganadora de dos Emmy y que se dio a conocer por su innovador trabajo en el programa de reality "So You Think You Can Dance". La coreógrafa también ha diseñado números musicales para los escenarios y para vídeos musicales, además de haber coreografiado El lado bueno de las cosas, de David O. Russell.
El productor Marc Platt recalca que la coreografía de una película es algo muy específico. "No tiene nada que ver con la coreografía para un escenario", explica. "Sobre todo cuando la cámara se mueve con total fluidez, como ocurre en La ciudad de las estrellas - LA LA LAND. Hace falta un profesional con una comprensión intuitiva de cómo se mueven los bailarines y la cámara".
Mandy Moore aceptó con entusiasmo participar en una película tan ambiciosa. "Soy una apasionada de las películas musicales típicas de Metro-Goldwyn-Mayer", reconoce. "La danza es mi vida, y fue maravilloso descubrir cómo Damien quería entrar en ese mundo".
El director y la coreógrafa pasaron horas hablando de la historia del cine musical. "Desde el momento que conocí a Damien, me bombardeó con referencias de escenas de películas musicales", sigue diciendo. "Estoy convencida de que no hay otro director con tantos conocimientos sobre musicales como él".
Damien Chazelle encontró un alma gemela en Mandy Moore. "Sabe muchísimo de danza clásica, pero también necesitábamos a alguien que creara números que no se hubieran visto aún en la gran pantalla", dice el realizador. "Lo más importante era entender que la coreografía no solo debía tener en cuenta el personaje, sino también el movimiento del cuerpo. Siempre he creído que bailar debe parecer natural. Le expliqué a Mandy que, en esta película, bailar, cantar e interpretar formaban un todo, que no debía haber una separación. También fue de gran ayuda que Mandy ensayara con Ryan y Emma, además de diseñar la coreografía. Solo así fue posible que los números musicales nacieran realmente de la relación entre Ryan y Emma. La danza es un medio maravilloso para contar la historia de dos personas que se enamoran, para expresar la emoción y el escalofrío que se siente al verse por primera vez".
Damien Chazelle y Mandy Moore querían introducir la coreografía en los cimientos de la historia mediante un estilo sumamente contemporáneo; en otras palabras, querían romper la cuarta pared que a menudo hace del espectador un receptor pasivo.
"Al principio, Damien y yo hablamos de cómo conseguir que el público se metiera dentro de los números musicales y tuviera una reacción emocional", recuerda la coreógrafa. "Nuestra intención era crear la sensación de que Sebastian y Mia son personas reales que, por unos momentos, trascienden las fronteras de la vida cotidiana".
Mandy Moore lo explica: "Siempre supe que Damien quería rodar los números musicales como se hacía antes, sin cortes, al modo de un plano secuencia. La idea me encantaba, pero empecé a pensar en cómo hacerlo". Ríe abiertamente antes de seguir: "Llegó un momento en el que comprendí que, para crear algo mágico, debía vencer el miedo y tirarme a la piscina".
Para rodar números tan complicados hizo falta una minuciosa planificación, y Mandy Moore reconoce que siempre se preguntaba si el sentimiento seguía vivo con tanta preparación.
Y ese sentimiento dependía en buena medida de Ryan Gosling y Emma Stone, que se aprendieron un sinfín de números, a pesar de no ser bailarines profesionales. La coreógrafa decidió encargarse de los ensayos para no separar el aspecto creativo del trabajo físico en sí. "Creo que parte de la magia que desprende la pareja formada por Ryan y Emma se debe a que muchos movimientos fueron creados mientras ensayaban", explica. "Los movimientos eran parte intrínseca de sus personajes. Los dos se esforzaron muchísimo y cada día llegaban llenos de energía, dispuestos a seguir. Parecían disfrutar enormemente bailando, era maravilloso verlos".
El primer número, "Traffic", en el que un atasco en una de las autopistas de Los Ángeles se transforma en un baile, planteaba grandes problemas. "Requirió muchísimo trabajo", explica la coreógrafa. "Las paredes de la oficina estaban cubiertas con notitas especificando la marca de cada coche y quién estaba en el techo de qué coche y qué coche debía ser reforzado. La logística fue monumental".
Además, nada podía salir mal durante el rodaje, ya que disponían de un tiempo muy limitado en el intercambiador de la autopista. Para asegurarse de que todo iría bien en cuanto las cámaras empezaran a rodar, hubo múltiples ensayos previos. "No podía haber ningún fallo", recuerda Ryan Gosling. "Empezamos a ensayar con tres meses de antelación para que Damien pudiera captar en una sola toma exactamente lo que quería".
Mandy Moore no duda en reconocer los méritos de los bailarines: "Los bailarines de la escena 'Traffic' son los héroes olvidados de la película. Trabajaron en condiciones nada idóneas. No es fácil bailar encima de coches en medio de una autopista a 37 grados a la sombra. Pero consiguieron crear un momento realmente mágico".
Otra secuencia que planteó serios problemas a Mandy Moore fue "Someone In The Crowd", donde la cámara sigue a Mia desde que se prepara con sus compañeras de piso para ir a una fiesta en una casa impresionante casi completamente acristalada, hasta que se tira a la piscina. "Rodar ese número fue una locura total", recuerda la coreógrafa. "Ni siquiera puedo empezar a explicar lo que hicimos para conseguirlo, pero cuando vi el copión al día siguiente, el resultado era asombroso: los colores, la cámara, el vestuario y el baile encajaban a la perfección".
Damien Chazelle había concebido el número con el fin de exponer el dilema que se presenta a los jóvenes aspirantes a artistas en Hollywood cuando deben compaginar su vida laboral y social. "Muestra un debate aparentemente sencillo que persigue a muchos aspirantes a artistas", dice el realizador. "¿Vas a una fiesta o te quedas en casa ensayando? Pero también va más allá, ¿qué estás dispuesto a hacer para alcanzar tu sueño? ¿Estás dispuesto a transigir, a venderte, a ser otra persona? El número 'Someone In The Crowd' nos muestra que Mia se siente muy incómoda en una situación semejante".
Para Mandy Moore, el momento cumbre de la película es el número en el Planetario, para el que creó lo que llama un baile "sin gravedad" con Ryan Gosling y Emma Stone bailando un vals colgados en el aire. "Nuestra idea era que el espectador sintiera que Sebastian y Mia bailan un maravilloso vals porque no pueden hacer otra cosa", explica. "El trabajo de la cámara es impecable y los sentimientos se notan".
Uno de los números favoritos de Emma Stone es "Duet", que pasa de la búsqueda de un coche aparcado, a un número en una colina que domina la ciudad. "Aquí es donde nuestros personajes conectan de verdad por primera vez", dice la actriz. Mandy Moore añade: "Es un momento de gran importancia, y hablamos muchísimo los cuatro, Damien, Ryan, Emma y yo, para decidir cómo hacerlo. El plano secuencia dura unos seis minutos. Era muy importante comunicar la alegría del momento en que, por primera vez, bailan al unísono".
El gran final de la película, 'Epilogue', también era el número más largo. Se cruza Los Ángeles hasta un París imaginario para luego volver. "'Epilogue' es una preciosa fantasía y el departamento artístico se esmeró con los decorados, era una maravilla", recuerda Mandy Moore. "Había treinta bailarines con Ryan y Emma en medio para su último gran momento juntos. Conmueve, no hay otra palabra".
El supervisor musical Steve Gizicki fue el encargado de controlar la logística de los complejos números musicales, los ensayos generales y el plan de rodaje. "Tal vez sea la película más complicada que he hecho, pero también la más gratificante", reconoce.
Iluminación, color, acción:
Linus Sandgren fotografía la ciudad de las estrellas
La estética de La ciudad de las estrellas - LA LA LAND está basada en los grandes musicales de antaño para pantallas panorámicas, rodados en Cinemascope con lentes anamórficas y colores brillantes que casi podían tocarse. Ahora bien, Damien Chazelle quiso adaptar dicho concepto al equipo técnico y a los gustos del siglo XXI."Whiplash se basó en un montaje muy enfatizado, acorde con el ritmo y el tempo de la batería. La ciudad de las estrellas - LA LA LAND es lo opuesto a eso", dice el realizador. "Como modelo, tenía en mente a Max Ophuls, el gran maestro del movimiento de cámara en la historia del cine. A todos nos gustaría mover la cámara como hacía Max Ophuls, y eso era mucho antes de que existiera la Steadicam. Pero se trata de que los movimientos de la cámara sean melódicos, que nunca interfieran con el movimiento de los bailarines, que sean parte íntegra de la coreografía".
Otra influencia fue la cámara de Toro salvaje, de Martin Scorsese. "Toro salvaje planteó una pregunta: ¿Qué pasa si se coloca la cámara en el cuadrilátero? Yo quería colocar la cámara en el baile para que todo ocurriera a nuestro alrededor", explica.
Con esta finalidad, el director colaboró intensamente con el director de fotografía Linus Sandgren, conocido por su trabajo en La gran estafa americana y Joy, ambas de David O. Russell. A pesar de utilizar objetivos anamórficos y rodar en 35 mm para crear un enlace con el pasado, el director de fotografía se apoyó en tecnología actual.
"La energía de la cámara debía ser muy específica en esta película, y estábamos convencidos de que Linus poseía los conocimientos para conseguirlo", dice el productor Jordan Horowitz.
"Nunca había visto a alguien tan decidido como Linus a sacar adelante algo que, en principio, parecía imposible", añade Fred Berger. "Gastamos cien bobinas de Steadicam en ocho días, algo sin precedentes, que yo sepa. Lo increíble es que cuanto más complicada era la escena, mejor le salía a Linus".
La relación creativa entre Damien Chazelle y Linus Sandgren fue un plus para la película. "Damien se apoya en la historia del cine, sin llegar nunca a perder la originalidad", dice Fred Berger. "Damien y Linus formaban la pareja perfecta. No paraban de preguntarse qué hacer para llegar más lejos. Y eso les permitió llevar la película al punto deseado".
"Linus era el director de fotografía perfecto porque no solo estaba dispuesto a apuntarse al viaje, también quería que el viaje fuera aún más loco de lo previsto. Tiene la energía de un niño, es asombroso. Es como un crío en una tienda de chuches viendo todas las posibilidades que ofrece el cine", dice el director.
Linus Sandgren se sintió atraído por la visión de Damien Chazelle, que le presentó un storyboard completo de la película antes de la preproducción. "Damien me mostró su idea de cómo quería rodar la película. Era algo tan diferente de lo habitual que me enganché desde el primer momento", reconoce el director de fotografía. "Quería hacer una película de las de antes rodada con un estilo muy moderno y una fluidez total por parte de la cámara. La estética era una maravilla, y no se me ocurrió hasta bastante tiempo después que presentaba muchas dificultades técnicas".
Efectivamente, las dificultades fueron constantes. Por ejemplo, rodar con negativo de 35 mm anamórfico de cuatro perforaciones significaba que había que cargar la cámara cada diez minutos. Para complicarlo aún más, Damien Chazelle quería rodar los números musicales en una sola toma, lo que Linus Sandgren llama "realidad en continuo".
"Siempre es un problema, sobre todo si se quiere que la luz sea perfecta", explica. "Damien no quería añadir efectos a posteriori, había que capturarlo todo en el momento. La magia de la película no debía falsearse. Siempre he pensado que la mayoría de cosas son posibles, basta con encontrar la solución. En este caso, una planificación exhaustiva".
Los encuadres también fueron muy específicos. "Damien quería una película realmente anamórfica. Actualmente, las películas en scope suelen rodarse en 2.40 a 1", explica. "Pero pensamos que sería interesante rodar en una proporción de 2.52 a 1 para dar más scope a La ciudad de las estrellas - LA LA LAND, como las películas de antes. Hablé con Panavision y modificaron unos objetivos. Tuvieron que fabricar nuevos vidrios esmerilados, pero creo que realmente apoya el espíritu de la película".
Linus Sandgren también jugó con toda una serie de focos de colores para subrayar la paleta de azules, verdes y rosas de la película. Damien Chazelle estaba empeñado en que las escenas nocturnas se iluminaran con cielos de color azul oscuro. En cuanto al movimiento de la cámara en los números musicales, el director de fotografía recurrió al coreógrafo que lleva dentro. "Era importante dar la sensación de que la cámara baila", explica. "A la vez, la cámara no debe notarse, sino acoplarse perfectamente a la coreografía. Cada número ofrecía un sinfín de desafíos y hubo momentos en que pensamos que no los superaríamos. Debían ocurrir muchas cosas en el momento oportuno, pero parece que lo conseguimos".
Los Ángeles en LA LA LAND: El diseño de producción
La ciudad de las estrellas - LA LA LAND no solo es una profunda historia de amor, también es un canto a la ciudad de Los Ángeles y a sus interminables ciclos de riesgos artísticos que acaban en sufrimiento. La ambiciosa producción recorrió la ciudad durante los 40 días de rodaje.El equipo se detuvo en lugares tan legendarios como el Observatorio del Parque Griffith, y en joyas menos conocidas como el histórico Lighthouse Café de Playa Redondo, un club de jazz inaugurado en 1949. El recorrido fue supervisado de principio a fin por el equipo formado por el diseñador de producción David Wasco y la decoradora Sandy Reynolds-Wasco, que han trabajado en películas del calibre de Reservoir Dogs, Pulp Fiction, Academia Rushmore, Los Tennembaums. Una familia de genios, Kill Bill Vol. 1 y 2, Collateral y Malditos bastardos.
Les ayudó su fascinación por una ciudad a menudo injustamente calumniada, pero que no deja de ser una meca para muchos soñadores. "Esta película nos ofrecía la oportunidad de mostrar la ciudad de día y de noche", dice David Wasco, "pero también ver la ciudad de otra manera gracias a un director con una visión innovadora. Conocemos bien Los Ángeles y era el momento de enseñar zonas que han pasado desapercibidas hasta ahora". Sandy Reynolds-Wasco añade: "Nos gustó mucho que la película fuera la visión musical de Los Ángeles en mucho tiempo".
De acuerdo con el tono de la película, los decorados pasan de lugares muy actuales a recuerdos de otras épocas. "Es una cualidad propia de la ciudad", explica David Wasco. "Basta con mirar hacia un lado y tener la impresión de estar en el Hollywood de los años cuarenta, y darse la vuelta para regresar a 2016. Damien quería aprovechar la atemporalidad inherente a la ciudad".
Damien Chazelle deseaba impregnar la película con la sensación de eterna búsqueda de la fama. "Los Ángeles es un magnífico personaje cinematográfico porque rebosa de optimismo y sueños rotos", dice Sandy Reynolds-Wasco.
También es un santuario de la historia de la cultura pop, algo que se hace evidente cuando Sebastian y Mia van en coche desde una proyección de Rebelde sin causa en el famoso Cine Rialto, hasta el Observatorio del Parque Griffith, donde transcurre una de las escenas más importantes de Rebelde sin causa. Todos estaban entusiasmados con la posibilidad de rodar en un decorado tan legendario como este, pero el equipo de los Wasco fue más allá al recrear el interior del Planetario como una fantasía art déco para el número musical en el que Sebastian y Mia bailan entre los dioramas.
Para esta escena se molestaron en recuperar el antiguo proyector del Planetario, que ha sido sustituido por otro mucho más moderno. "Encontramos uno y lo alquilamos. Colocamos el viejo proyector en una plataforma giratoria", explica David Wasco. "Fue un decorado de lo más interesante".
El intercambiador entre la autopista 110 y la 115, que domina el centro de la ciudad y donde se rodó el primer número musical, fue un decorado mucho menos cómodo. "No es habitual rodar un número al estilo Busby Berkeley en una autopista de Los Ángeles", susurra David Wasco. "Se nos ocurrió crear una réplica en el aparcamiento del estudio con bastantes coches para que Damien, Mandy y el reparto pudieran ensayar. Posteriormente dispusimos de muy poco tiempo porque la policía de Los Ángeles debía cerrar la autopista para rodar esta escena complicadísima. No sé lo que pasó, pero todo encajó como por arte de magia".
A los Wasco se les ocurrió que Sebastian debía conducir un Buick Riviera descapotable del año 1980, un coche muy reconocible que forma parte del personaje. Rodearon a Sebastian con fotos de célebres músicos de jazz, y colocaron en el piso de Mia una enorme foto de su ídolo, Ingmar Bergman. En toda la película hay referencias reconocibles para los cinéfilos, además de cuadros de pintores como Ed Ruscha y David Hockney, conocidos por explorar la mitología de la ciudad, así como del pintor fauvista francés Raoul Dufy.
Los decorados se hacen aún más inventivos hacia el final de la película, sobre todo en el número bautizado como "Epilogue". "Para ese número, Damien quería entrar en un mundo de fantasía entre Los Ángeles y París construido en el exterior del estudio", dice el diseñador de producción. "Es una escena muy importante, y trabajamos en el decorado casi desde el primer día de preproducción hasta que la rodamos".
Aunque Los Ángeles es muy cinematográfica, se suele rodar en los mismos lugares. Damien Chazelle estaba entusiasmado con los decorados naturales que le ofreció David Wasco: "No conocía muchos de los lugares a los que me llevó. Hace nueve años que vivo en Los Ángeles y una de las cosas que más me gusta de esta ciudad es que siempre se pueden descubrir sitios nuevos".
Un torbellino de colores: El vestuario de Mary Zophres
Para la diseñadora Mary Zophres, nominada a los Oscar, y cuyo trabajo abarca desde un western como No es país para viejos, hasta la exploración espacial de Interstellar, esta película ofrecía lo que más le gusta, la posibilidad de una total inmersión. Coordinó la paleta de colores del vestuario con Linus Sandgren y los Wasco para crear un mundo lleno de armonía.A pesar de la experiencia profesional de la diseñadora, La ciudad de las estrellas - LA LA LAND era un auténtico reto. "Mia y Sebastian realizan más de cincuenta cambios de vestuario cada uno", dice, "y eso es mucho. Pero la visión de Damien me motivó profundamente, se me ponía la carne de gallina cuando me describía lo que quería, y eso me animó a seguir adelante, a pesar de estar agotada por la falta de sueño".
Mary Zophres y Damien Chazelle se centraron en los colores para comunicar emociones. "El primer día que trabajamos juntos, estudiamos la película escena a escena hablando de los colores", recuerda. "Pensamos que algunas escenas podrían ser más neutras y tener un toque de amarillo, mientras que en otras, los hombres irían de negro y las mujeres, de colores. Siempre buscamos una atemporalidad dentro de la contemporaneidad".
Estudiaron detalladamente películas como Los paraguas de Cherburgo, Melodías de Broadway y En alas de la danza. Sin embargo, el proceso fue lo contrario a la imitación. Los diseños y los colores salen directamente de los mundos habitados por Sebastian y Mia.
"Fue un proceso muy intuitivo", dice la diseñadora. "Utilizamos los colores como hacían los musicales clásicos, pero escogimos tonos que nos gustaban para los personajes. Por ejemplo, había visto a Emma en una alfombra roja con un vestido amarillo canario. No hay muchas mujeres que puedan permitirse llevar ese color, pero ella estaba espléndida, y le propuse a Damien que Mia vistiera de amarillo para el número 'Duet'".
Mary Zophres encontró una musa en Emma Stone: "Es maravilloso vestir a Emma. En algunas ocasiones nos quedábamos atónitos porque es un lienzo estupendo. Mia empieza llevando colores vibrantes, es joven. Poco después madura, se centra en su sueño, y los colores empiezan a ser menos saturados, hasta el punto de que cuando llega su momento en el escenario, va vestida de blanco y negro. Cuando la reencontramos cinco años después sigue siendo la misma, pero mucho más sofisticada".
Entre los numerosos trajes de Mia, algunos tienen un toque retro que encaja con el tono de la película. "Su blusa de camarera sale de una maravillosa toma de Ingrid Bergman en los años cuarenta", explica Mary Zophres. "También me fijé en una prueba que hizo la actriz sueca muy al principio de su carrera en la que llevaba un vestido rosa de tirantes. Mia viste algo parecido que encontramos en una tienda de ropa retro del valle de San Fernando. Es de esos vestidos de hace 50 años, pero que puede llevarse hoy en día".
Para Sebastian, la diseñadora se decantó por la elegancia con un toque de originalidad. Casi toda la ropa de Ryan Gosling se hizo a medida. "No va exactamente a la moda, no viste como la mayoría de hombres que vemos en la calle. Se nota que es un look estudiado con el que se siente cómodo. No es el tipo de hombre que imagino llevando una camiseta. Al contrario, es muy esbelto, su silueta hace pensar en trajes tradicionales, formales", explica Mary Zophres.
Los tonos también tienen importancia en el guardarropa de Sebastian, desde el traje marrón oscuro de la primera escena, pasando por un blazer azul marino, hasta el traje negro cuando sale de gira con The Messengers. También lleva zapatos de dos tonos. "Fueron muy populares en los años cuarenta, pero me pareció que daban un toque extravagante y alegre. Esos zapatos simbolizan a Sebastian porque siente pasión por el pasado, pero vive en el presente. Me encantaría ver a más hombres con zapatos de dos tonos".
Ryan Gosling no esconde su admiración por la diseñadora: "Si existe un monte Rushmore para los diseñadores de vestuario, sé que Mary Zophres está allí", dice. "Es una de las grandes diseñadoras de vestuario actuales, y su ropa me ayudó a estar en los años cuarenta sin abandonar el mundo de hoy".
Para los grandes números musicales, Mary Zophres se centró en la forma, pero también en la funcionalidad. Sus trajes se mueven, giran y se hacen más espectaculares cuanto más ambicioso es el número. "El vestuario de Mary realza la intensa sensibilidad que inunda cada fotograma de la película", dice el productor Marc Platt. "La forma en la que sus trajes se mueven acentúa la belleza de la imagen".
Jordan Horowitz se quedó alucinado ante la perfecta fusión de todos los elementos de este moderno musical: "Los que colaboraron en esta película no solo son apasionados profesionales, también se apasionaron por la visión de Damien". Fred Berger añade: "El resultado es una experiencia visceral perfecta para la gran pantalla, perfecta para pasarlo bien. Los personajes son auténticos, pero también es un espectáculo de principio a fin".
En opinión de Marc Platt, cada uno de los cuidados elementos de La ciudad de las estrellas - LA LA LAND, desde los diálogos, las canciones, las interpretaciones y la fotografía, hasta el más mínimo detalle de los decorados y del vestuario está perfectamente sincronizado para crear algo mucho mayor que la suma de todo lo que compone la película.
"La ciudad de las estrellas - LA LA LAND es una experiencia cinematográfica en sí misma, grandiosa e íntima a la vez, alegre y melancólica. Hay danza y canto. Y describe el amor y la ciudad de Los Ángeles como nunca se ha hecho antes. Incluso puede llevar al espectador a sentir una sensación diferente de la acostumbrada en una sala de cine", concluye el productor.
Damien Chazelle espera que la película evoque pasión, ya que fue el sentimiento que sostuvo la complicada creación: "La ciudad de las estrellas - LA LA LAND gira en torno a la pasión, pasión por el arte, por el amor. La misma pasión con la que escribimos el guion, compusimos la música, hicimos la película y la presentamos ahora".
Muy bueno post!
ResponderEliminar